Por: Erick Camargo (Corresponsal OEP)
Para Observatorio de Ecología Política de Venezuela
En la comunidad de Tacagua Vieja, parroquia Sucre (Catia), en el Municipio Libertador del Distrito Capital; un grupo de vecinos ha decidido enfrentar la crisis produciendo sus propios alimentos y organizándose para no depender de las prebendas del Estado.
Hace unos 6 meses Julio César Reyes inició el cultivo de unos pocos productos en un pequeño vivero que instaló en su casa junto con su esposa, los que le permitirían solventar de alguna forma la crisis, y aunque por el espacio no les da para generar excedentes, sí nos indicó que ha resultado en un ahorro significativo. Aclara que en la zona la actividad agrícola es muy común y últimamente se ha incrementado, pues la situación de necesidad ha impulsado a la gente a buscar la producción de sus propios alimentos. Considera que “toda esta actividad agrícola la motorizan vecinos que vienen de los Andes venezolanos, del Llano, e incluso una comunidad lusitana extensa que se ha radicado aquí desde los años 40. Con ellos también la cría de porcino, chivos y vacuno que se practicó durante mucho tiempo. Desde acá se comercializaba para otras zonas e incluso los principales mercados de la capital”, comentó Reyes.
Nos informa que la primera comuna del país, la Gual y España fue fundada en 2008 en Tacagua Vieja, “dónde se realizó un proyecto de infraestructura de envergadura he importancia para el desarrollo agrícola, textil, oficio para el trabajo a través de aulas para las diversas formaciones en materia laboral, Infocentro, canchas deportivas y galpones inmensos para las crías de gallinas ponedoras y conejos. Todo esto enmarcado en el poder popular”, indica. Sin embargo nos informa que se abandonó todo el proyecto, el cual quedó en total abandono; siendo trabajadas hoy en día las tierras por familias con fines particulares y privados.
“He tenido algunas conversaciones a finales del 2019 con vecinos que tienen el terreno idóneo pero además el conocimiento sobre el complejo trabajo de la agricultura; acá hay vecinos que usan grandes extensiones de tierras y han sembrado más de 40 mil plantas de tomates, grandes surcos de cilantros, cebollín, pimentón, caña de azúcar, cebollas, ají dulce, entre otros rubros como diversas verduras (yuca, ñame, ocumo, cambur, batata y jojoto). Hemos hablado para en este 2020 realizar un proyecto y alianzas con algunas organizaciones privadas para apoyar a estos agricultores en los recursos para el riego, fertilizantes, transporte (hay zona donde la vialidad está muy deteriorada y ha sido la piedra de tranca de los agricultores) y la distribución y venta de los rubros, sin obviar la responsabilidad social con la comunidad” señaló Julio Reyes.
Nos cuenta que el Consejo Comunal y las estructuras de organización popular, creados por el Estado, no han sido de ayuda para estos productores ni para resolver los problemas de la comunidad. “Los comités de tierra terminaron siendo un espejismo burocrático” comenta Reyes. Hasta ahora las conversaciones para organizarse en este 2020 proponen la constitución de mercados populares con los rubros que se están sembrando en los terrenos e incentivar el cultivo de viveros caseros para que las familias puedan tener alguna producción de subsistencia que les alivie el gasto. También indicó que están abiertos a la colaboración con el Observatorio de Ecología Política de Venezuela, con el fin de realizar cursos de Agroecología y otros más, que ayuden a incentivar una producción menos contaminante y que no atente con la salud.