Factores de riesgo y potencial impacto de un derrame del buque petrolero Nabarima en el Golfo de Paria

Prensa OEP

Desde el mes de agosto diversos voceros relacionados con la industria petrolera venezolana y la defensa del ambiente han alertado sobre un potencial derrame petrolero en las costas del oriente de Venezuela, como consecuencia del deterioro de una embarcación llamada Nabarima.

Ver Alertan riesgo de derrame petrolero en Golfo de Paria por falta de mantenimiento a embarcación Nabarima

Como ha ocurrido en diversos episodios de impacto ambiental ocasionado por la estatal petrolera, las autoridades han guardado un profundo hermetismo respecto a las denuncias hechas por trabajadores de PDVSA sobre las terribles consecuencias ambientales que tendría un derrame ocasionado por la falta de mantenimiento a esta embarcación. Por su parte, actores políticos de oposición y en general sectores críticos al gobierno han implicado que el desastre ambiental sería inminente y de proporciones catastróficas.

El FSO Nabarima, un buque flotante de almacenamiento y descarga, está anclado actualmente en el Golfo de Paria entre Venezuela y Trinidad y Tobago y, según se informa, contiene aproximadamente 1,3 millones de barriles de petróleo crudo. Para poner eso en perspectiva, son aproximadamente 55 millones de galones de crudo.

De acuerdo con el experto petrolero Einstein Millán, en entrevista exclusiva para el OEP,  se trata de una facilidad flotante de producción, almacenamiento y descarga, construida alrededor de 2004 y 2006 para la empresa ConocoPhillips, que operaba en el campo Corocoro, costa afuera. La nave pasó a estar bajo el control de PDVSA luego del diferendo legal con CoconoPhillips, y pasó a ser administrada junto a la petrolera italiana Eny, bajo el esquema de la empresa mixta Petrosucre.

Ver también ¿Por qué ocurren cada vez más derrames en PDVSA? Entrevista al experto petrolero Einstein Millán

Recientemente el gobierno de Trinidad y Tobago ha hecho sonar las alarmas sobre la posibilidad de un inminente desastre ambiental, pidiendo «acciones inmediatas» para evitar una catástrofe desgarradora, cuyas dimensiones no habrían sido vistas desde 1991, cuando el ABT Summer derramó 80 millones de galones en el Océano Pacífico frente a la costa de Angola.

Gary Aboud, secretario corporativo del grupo ambientalista de Trinidad y Tobago Fishermen and Friends of the Sea, dijo  a Reuters que estaba preocupado por un posible derrame de petróleo, que devastaría los medios de vida de los pescadores del país.

«Si esto cambia, todos pagaremos las consecuencias en las próximas décadas», dijo Aboud en una entrevista telefónica el viernes. «Esto debería ser una alerta roja».

Millán indica que tal y como han señalado diversas fuentes, aparentemente la embarcación ha perdido integridad mecánica y tiene un desbalance ya pronunciado, de unos 15 a 20 grados aproximadamente, que es bastante notorio y podría sacar a la nave de su centro de masa, impulsada por ejemplo por vientos fuertes.

También sería esperable en estas circunstancias que el agua haya invadido algunos de los compartimentos inferiores de la embarcación, específicamente en la sala de máquinas, informa Millán.

Sin embargo, para el experto, la posibilidad de que la nave pierda integridad mecánica aceleradamente es poca, lo que no niega la elevada posibilidad de que una perturbación como un terremoto que ocurriera en la zona en la que está la nave, que es una zona con múltiples fallas sísmicas, o una perturbación atmosférica como vientos fuertes producto de un tornado o un huracán cercano pudieran ocasionar el volcamiento final de la embarcación.

Millán aclara que factores como la velocidad del viento, la temperatura superficial del agua, la tensión interfacial entre el tipo de crudo y el agua en el momento de un potencial derrame, la salinidad, intervienen siempre en el estimado del impacto de un evento de este tipo.

Como regla general, indica, se estima que por cada 6500 barriles que caigan vertidos al mar se abarcaría un área superficial de alrededor de 1km cuadrado, lo que equivaldría a decir que ese 1.3 millones de barriles almacenados en la embarcación podrían cubrir entre 190 y 200 km cuadrados de superficie expuestos a la contaminación en caso de que fuesen vertidos al mar.

En resumen, el experto indica que a menos que ocurriera una colisión, explosión interna, un efecto tsunami ocasionado por un sismo, una perturbación atmosférica de gran magnitud que genere la migración del centro de masa de la embarcación, la misma no estaría bajo riesgo inminente en las próximas semanas.

El profesor de la USB Eduardo Klein ha compartido en sus redes sociales una simulación de la posible trayectoria que haría el crudo de ser derramado y el área que afectaría. El experto ambientalista indica que la simulación fue realizada con el modelo GNOME-NOAA usando vientos (GFS) y corrientes (HYCOM) modeladas, y la trayectoria es altamente dependiente de los vientos y de las altas mareas del Golfo de Paria.

La cuenta Tanker Trackers que monitorea embarcaciones internacionales informó este 20 de octubre que para evitar la posible catástrofe ambiental de un derrame de petróleo por parte del FSO NABARIMA, la compañía petrolera nacional de Venezuela, PDVSA, envió un petrolero más pequeño llamado ICARO al lugar desde Amuay. La nave se encontraba a solo 2,5 millas náuticas de distancia y deberían poder recibir la mitad de la carga.

 

 

 

Autor

OEP Venezuela

Perfil oficial del Observatorio de Ecología Política de Venezuela

Ver todos los artículos de OEP Venezuela

Compartir

Categorías

Etiquetas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *