Tak, tak, tak: En Gran Sabana, Guardianes del Bosque asumió el cuidado del Parque Municipal “Piedra Kanaina” y sus alrededores

Santa Elena de Uairén, Gran Sabana. – Tak, tak, tak. Guardianes del Bosque nació a partir de unos hachazos, de unos hachazos que alertaron a un vecino, que le hicieron pensar que algo estaba sucediendo en el bosque, muy adentro, aproximadamente a 600 metros de la vía Sampay, la carretera de tierra que conecta a Santa Elena de Uairén con la comunidad de Sampay.  Corría el mes de julio de 2019.

Santa Elena de Uairén es la capital del municipio Gran Sabana, la ciudad más al sureste venezolano, localizada a 15 kilómetros del límite con Brasil. La Gran Sabana es el territorio del Pueblo Indígena Pemón. Santa Elena es una urbe no Indígena rodeada por más de 120 comunidades indígenas. Hasta que detonó la crisis del país (2014-2015) la ciudad tenía una economía mixta, en la que se combinaba su rol como de centro de servicios para el turismo nacional e internacional que visitaba el Parque Nacional Kanaima, al igual que para los campamentos mineros dedicados a la extracción de oro y diamantes; además del comercio, el transporte y las oficinas institucionales con sede en esta frontera. Ahora, sus habitante sobreviven a partir de la minería y el comercio transfronterizo.

Nuestro bosque -nuestro porque lo protegemos desde que aquellos hachazos nos despertaron de la ilusión de que el bosque era intocable, de que apenas había un foco de extracción de leña para el uso doméstico cerca de la vía, alrededor de la quebrada Los Médanos- es un Bosque Húmedo Tropical, en donde cohabitan gigantes de laurel, de cedrelinga (varias especies de cedro),de araguaney, poblados por orquídeas y helechos, abrazados por lianas y en compañía de palmas moriche, kukurito y bromelias. Los monos que abundan se alimentan de múltiples especies de frutas endémicas. Los monos comparten el espacio con urones, lapas, serpientes, cachicamos, chácharos, pavas, asediados por el jaguar y la onza. Uno de nuestros guardabosques avistó una nutria en lo profundo de una zona de nacientes de agua.

Precisamente, debido a esas nacientes, a esas especies forestales y de fauna y al valor cultural del monumento Piedra Kanaima, una especie de edificio rocoso que sobresale en la cima de la cima de la montaña, el Consejo Municipal de Gran Sabanal decretó estos espacios como parte del Parque Municipal “Piedra Kanaima” (Decreto N°26-1995). Pero, infelizmente, ni los ciudadanos ni las instituciones le dimos vida a esos artículos hasta que escuchamos los hachazos que nos sacaron del adormecimiento. Tak, tak, tak.

En es en primer patrullaje, nuestro vecino (ahora uno de nuestros guardabosques) consiguió y sacó a 11 hombres quienes se encontraban talando. En el segundo patrullaje, encontró y exhortó a salir alrededor de 30 distribuidos en tres grupos; a partir del tercer patrullaje, otros vecinos de unieron; a partir del cuarto, unos se fueron y otros persistieron; cuando comenzamos a divulgar la situación que estábamos enfrentando en Colinas de Piedra Kanaima, descubrimos que varios de nuestros vecinos de los sectores cercanos a la montaña: de Aldarón 23, de Lomas de Piedra Kanaima (PPK) , y LPK Este también pasaban por situaciones similares y entonces nos unimos para limpiar juntos la vía Sampai, la cara norte del bosque y demostrarle al resto que el bosque tiene dolientes. A finales de 2019, un domingo lluvioso, comenzamos a recoger y embolsar basura, luego a desmalezar el borde boscoso invadido por malezas y a reponer los alambres de púas. Aquella acción la financiamos nosotros con aportes vecinales de entre 1 a 60 dólares.

El día que terminamos la cerca, nos felicitamos, nos felicitaron y dormimos tranquilos. Pero el trabajo apenas comenzaba: desde entonces, hemos lidiado con vecinos que se asumieron propietarios del bosque para venderlo o cederlo; con vecinos que en función de su necesidad talan para hacerse una barraca en algunas de las zonas de expansión de la ciudad, invadiendo sabanas, pendientes y morichales; con vecinos que argumentando no tener ni gas ni trabajo talan para su uso familiar y con otros que anillan a los árboles vivos, causándoles la muerte lentamente o derribándolos para dejarlos secar en el piso y luego trocearlos. Una bombona de gas mediana (18 kilos) puede citar en esta frontera hasta 80 dólares; una bombona mediana brasilera (13 kilos) hasta $.60; un gajo de leña para cocinar una o dos veces 20 centavos de dólar.

La semana pasada, encontramos a un vecino que, atormendo por la necesidad y el desconocimiento decidido lavar un saco de arenas auríferas en el cause de la quebrada Los Médanos, a pocos metros del lugar en donde su mujer lavaba la ropa de la familia y apenas se metros de su barraca. Contaminación segura para él y los suyos que acostumbran a usar el río para bañarse, para llenar un bidón en días de sequía.

A la fecha, somos una docena de hombres, mujeres y una niña abocados al cuidado y defensa del bosque y cerca de 40 entre todos, los que apoyan a veces más, a veces menos; reunimos a vecinos de el menos cinco consejos comunales vecinos de la montaña, incluyendo algunos de las barriadas surgidas en otros tiempos como productos de la destrucción e  invasión del bosque, del aprovechamiento de la tierra con fines electorales. Desde mediados de 2020, tenemos una serie de micros de radio patrocinados por Radio Corazón (106,. 5 FM);  hay miembros de nuestro equipo formándose para ser mejores activistas ambientales con Civilis; desde el comienzo, tenemos el apoyo de la Fiscalía Ambiental; al ritmo de sus propios retos, contamos con el apoyo de la Capitanía General del Sector 6-Akurimo y puntualmente de la Capitanía de la Comunidad de En Antonio del Morichal; eventualmente, hemos tenido el apoyo de cuerpos policiales y de las Fuerzas Armadas e igualmente, al límite de sus posibilidades, hemos tenido el respaldo de la Alcaldía y de los equipos de Ingeniería, Catastro y Ambiente.

Apenas estamos comenzando, a veces más, a veces menos, los hachazos continúan sacándonos de lo hermoso y armonioso que es vivir al lado de un bosque y del despertar con el aullido de los monos araguatos. Tak, tak, tak.. Hay uno de nosotros, uno de los dos mayores del equipo, que sufre de alzas de tensión cada vez que escucha el tak, tak, tak. Entonces, entra al bosque, de sombrero y machete en mano y da su charla y enseña la importancia del aire limpio que corre por la Sabana, de las raíces que impiden que el cerro se convierta en lodo y en amenaza para quienes habitante allá abajo; enseña lo vital que son esos árboles gigantes que favorecen la sobra y el ciclo del agua que permite que de las nacientes sigan brotando aguas frescas, cristalinas que corren cauce abajo hasta salir mágicamente por el grifo o la ducha.

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Morelia Morillo

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