Hoy 11 de diciembre se celebra el día internacional de las Montañas, esta efeméride ambiental se conmemora desde el año 2003 tras aprobarse en la Asamblea General de la ONU; el objetivo de dicha celebración es llamar la atención y al reflexión sobre la importancia de las montañas para los ecosistemas y su estado de vulnerabilidad por el cambio climático y la sobreexplotación que viven bajo la actividad humana. Esto nos hace reflexionar sobre la situación actual de las montañas en Venezuela, especialmente la situación de algunas emblemáticas para las poblaciones y la conservación.
Al hablar de montañas y de amenazas ambientales, lo primero que podemos pensar es en el Ávila y el Parque Nacional Waraira Repano, montaña icónica de la capital, Caracas, declarada parque nacional para preservar la flora y fauna de la misma, perteneciente al tipo biogeográfico de selva húmeda de montaña, uno de los que presenta mayor diversidad. La montaña se encontraba amenazada y víctima de una inclemente deforestación; la cual se pudo recuperar y proteger por muchos años. Sin embargo en los últimos años, tanto el Parque Nacional como la propia montaña se ven amenazadas por las presiones extractivistas que buscan convertirla en un espacio de usufructo privado o estatal. Así vemos, los intentos de construcción de la segunda etapa del teleférico, la apertura del hotel Humboldt y las pretensiones de los ciclistas de cambiar el reglamento para utilizar el parque como pista de carreras.
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También podemos resaltar el caso del cerro El Plan en el estado Lara, en el cual se está desarrollando una empresa minera de extracción de sílice que ya está contaminando importantes fuentes de agua y pone en riesgo el suministro del embalse Los Quediches y de miles de familia caroreñas y de otras regiones larenses. Situación que vive también el cerro La Vieja, el cual es considerado una montaña emblemática para los habitantes del municipio Simón Planas en el mismo estado Lara; en la cual se han entregado varias concesiones mineras para su explotación. En el parque Henry Pittier se ha observado igualmente un problema de talas indiscriminadas, lo cual ha tenido efectos negativos con respecto a las vaguadas del río El Limón.
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Estos casos puntuales, que no son hechos aislados sino parte de acciones sistemáticas de expansión de la frontera extractivista, poniendo en riesgo la integridad de sus ecosistemas y por ende la diversidad que albergan, así como las importantes fuentes de agua. Es preocupante ver como montañas protegidas por la ley son amenazadas por el extractivismo, violando toda reglamentación, lo que pone en mayor riesgo a las no protegidas.