El paraíso natural isla La Tortuga empieza a sentir efectos de los turistas que cada año visitan el delicado ecosistema, sin que aún se hayan concretado los proyectos gubernamentales de infraestructura turística y de transporte en el marco de las ZZEE anunciado por la prensa. La presión ejercida por el turismo a los ecosistemas ha venido en aumento desde el anuncio del proyecto mega turístico de Maduro, la construcción del primer hotel en la Isla, y la degradación de otras áreas producto de la contaminación, la crisis económica y la inseguridad general que se vive en casi todo el país; generando mayor presión y estrés ambiental sobre la desértica isla.
La Organización Vitalis publicó en 2008 una advertencia sobre los efectos negativos que traería el desarrollo turístico en la isla para el ecosistema; tras anuncios de proyectos por parte del presidente de aquel entonces, Hugo Chávez. La organización explica que la isla ha estado en la mira del gobierno y empresarios desde 1974 sin que se logre concretar nada y el turismo ha sido bastante marginal, opacado por las visitas a otras áreas de más fácil acceso como Morrocoy, Mochima, Higuerote, Los Roques, entre otras.
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Sin embargo, tras la crisis, la caída de la actividad pesquera y la degradación de diversos espacios con el aumento de los accidentes industriales, pérdida de infraestructura e incumplimiento de las regulaciones ambientales; muchas zonas han perdido su atractivo turístico de antaño. Además, sumado al creciente turismo de lujo de los grupos “favorecidos” por la crisis y los grupos empresariales alineados con las políticas gubernamentales, han buscado espacios “más exclusivos”. Así se refleja en un reportaje de la BBC en el que detallan el desarrollo y aumento turístico de estos últimos años en la isla y la crisis de la actividad pesquera, así como los riesgos a su ecosistema y a las tortugas que usan las playas para el desove.
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Aunque no se ha concretado ningún proyecto de los anunciados, ni se han realizado obras para la ejecución de ningún tipo de infraestructura, parece estar ocurriendo un fenómeno a lo “Arco Minero”. Con esto me refiero a que, como sucedió en aquella extensión territorial, se anunció y decretó un proyecto de minería con empresas internacionales, pero que derivó en la explotación del territorio por parte de grupos mineros artesanales e ilegales. En este caso, la ilegalidad no es el problema, pero el haber puesto a la isla en la palestra pública ha repercutido en una mayor afluencia de visitantes a la isla, pese a no contar con infraestructura turística.
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El reflejo de esta situación son las noticias sobre la acumulación de basuras que se viene denunciando en la isla, situación que anteriormente no se veía reflejada, pues apenas era visitada por turistas y pescadores de paso de Margarita y Miranda. Si ya se están viendo los impactos de una cada vez más regular visita, es fácil imaginar que sucederá si se llega a construir el primer edificio (en el sentido extenso del término) dedicado al alojamiento de turistas y la consecuente presión ecológica de asentamientos humanos semipermanentes de alta intensidad.
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