Por: Alejandro López-González
Para Observatorio de Ecología Política de Venezuela
Imagen de portada: imagen satelital comparativa del apagón de marzo 2019
El centralismo de los gobiernos de los últimos 20 años no sólo es evidente para la inmensa mayoría de la población venezolana que no vive en la capital del país, sino que parece inexistente para la población caraqueña. La crisis eléctrica que hoy padece la capital es una crisis que llevan años padeciendo en ciudades extremadamente importantes para la economía venezolana como lo son: Maracaibo, Punto Fijo, Coro, Puerto La Cruz, Cumaná, Mérida, entre otras, pero eso parece no existir o no importarle a nadie en la región central del país, ¿acaso piensan que Venezuela termina en los territorios de la extinta provincia de Caracas de la española capitanía general de Venezuela? La centralización de las empresas eléctricas en una única estatal nacional, llamada Corpoelec, para lo único que sirvió fue para paralizar todas las obras de generación, transmisión y distribución en el país, para concentrar las pocas inversiones que se filtraban a través del tamiz de la corrupción descomunal dentro del nuevo Ministerio de Energía Eléctrica y Corpoelec. El Zulia, el estado más poblado de toda Venezuela, el estado más productivo en términos de agricultura, ganadería y petróleo realmente no existía para los ministros corruptos de energía eléctrica, desde el año 2010. Sin embargo, la burocracia roja que pensaba que esta situación critica en los territorios productivos de la república no afectaría a la gestión de los gobiernos centralistas ha ido bordeando a la capital del país hasta llegarle al cuello y tener a la capital nacional al borde un “Black Out”, en cualquier momento.
Todos los ministros de energía eléctrica desde Alí Rodríguez, pasando por Argenis Chávez y Héctor Navarro, Jesse Chacón y Luis Motta Domínguez, todos han incurrido en faltas gravísimas contra el patrimonio nacional, por acción u omisión. La decadencia del sistema eléctrico venezolano no comienza en 2018 con las sanciones impuestas a Venezuela, por el gobierno de Estados Unidos y por petición del traidor a la patria de Juan Guaidó, la decadencia del sistema eléctrica comienza en 2004 se acentúa terriblemente a partir de la creación de Corpoelec en 2010, toma una tendencia irreversible hacía el caos en 2013 y toca fondo en 2018. No estamos al borde de un colapso eléctrico, eso no es verdad, el sistema eléctrico colapsó hace más de dos años. Nuestro sistema eléctrico es un milagro ambulante, una sombra, un fantasma.
Hoy estamos, sencillamente, esperando el Black Out final. Nuestro paciente desahuciado languidece sin que el gobierno haga ni pueda hacer nada. Llegados a este punto actual, la verdad es que el bloque económico estadounidense es hoy la principal piedra de tranca para solucionar la crisis eléctrica que tiene un alcance que va más allá del propio sistema eléctrico. Las fuentes primarias de energía para la generación termoeléctrica en Venezuela (gas y gasoil) dependen de PDVSA que es otra industria destruida en nuestro país. Las plantas requieren más de 6 millones de litros de gasoil al día, que aunque fueran reparadas todas las centrales termoeléctricas del país, no se puede garantizar que las refinerías nacionales pueden proveer de manera confiable esta cantidad de gasoil. Por otra parte, hemos explicado en innumerables oportunidades que el gasoil es un pésimo recurso para la generación de electricidad, por sus elevados costos y por sus implicaciones en los requerimientos de mantenimiento y su impacto ambiental. Entonces, ¿Por qué no utilizar otro combustible? La otra opción es el gas natural. Sin embargo, Venezuela al poseer las 4tas reservas de gas del mundo, tiene a un personal en PDVSA que ha evidenciado su absoluta incapacidad para desarrollar la explotación de este gas. No hay desarrollos gasíferos nacionales, todos los proyectos están paralizados u olvidados. Sin gas ni gasoil no hay oportunidad de restablecer toda la capacidad de generación termoeléctrica del país.
Por otro lado, tenemos el absoluto olvido de los proyectos basados en energías renovables. Como es sabido, en Venezuela existían dos proyectos de desarrollo eólico. El primero, es el de Los Taques, en la península de Paraguaná y el segundo el de La Guajira, en el estado Zulia. Ambos son estados inexistentes en la agenda política de los gobiernos de los últimos 20 años y muchísimo menos en la agenda de desarrollo eléctrico de los corruptos e indolentes ministros de energía eléctrica y, sin lugar a duda todos corruptos, presidentes de Corpoelec. Los proyectos con energía solar están igualmente abandonados. Los casos de las centrales solares de Lagunillas de Mérida, Los Roques y Araya son vergonzosos. Infraestructuras abandonadas al oxido y al sol, en medio de la indolencia de Corpoelec. En cuanto a los pequeños sistemas de generación eléctrica doméstica con energía solar, pequeña eólica y sistemas híbridos, se sostienen gracias al esfuerzo personal de los trabajadores de Fundelec, pero podría decirse que presentan mas de un 70% de indisponibilidad.
La propuesta que hemos venido aportando al país, para la superación de la crisis eléctrica, en tres etapas, avalada por más de 3500 firmas y debatida con diversos expertos nacionales, está paralizada a espera de la atención de los entes del estado. Sin embargo, tenemos la certeza ue bajo los esquemas de trabajo (¿?) del Ministerio de Energía Eléctrica y Corpoelec, avanzar con una propuesta técnica de cualquier tipo es casi una utopía, es ilusorio. Lo mismo puede decirse de los trenes gerenciales y directivos de PDVSA, absolutamente incapaces de avanzar ningún proyecto técnico nacional. La vertiente final del problema, pero la más importante es la enorme pérdida de personal calificado en las industrias nacionales. En Corpoelec y PDVSA, es muy poco el personal de ingeniería altamente calificado que permanece prestando servicios a la república. Los salarios de hambre a los cuales han sido sometidos estos profesionales les hacen mucho más favorable vender empanadas o bisutería que dedicarse al servicio de la ingeniería nacional productiva. En Venezuela, para recuperar el sistema eléctrico, el primer paso es desmantela el antro de corrupción y fuente de las desgracias nacionales que es Corpoelec y reestablecer las empresas publicas regionales de servicio eléctrico y ponerlas a manos de las gobernaciones y alcaldías de los respectivos estados. Se deben recuperar al menos 7 empresas regionales de electricidad, de acuerdo con la configuración del sistema eléctrico del país, con criterios técnicos y profesionales. Si no se empieza con este primer paso, todo lo demás será infructuoso.