Reivindicando nuestra animalidad

Crédito foto: Gabriela Rodríguez
octubre 4, 2022

La división (dualismo) entre naturaleza y sociedad se ha establecido firmemente como un muro, una frontera infranqueable en nuestras mentes. Esto trae consigo una infinidad de malentendidos, que incluso nos llevan a negar de múltiples maneras nuestra propia condición animal. En la medida que negamos nuestra propia animalidad, también negamos la otredad de aquellos animales que no tienen forma humana. Negar el sufrimiento y la inteligencia animal, es negar nuestro propio sufrimiento e inteligencia, porque evolutivamente tiene un mismo origen.

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Toda esta confusión está vinculada con la construcción de una visión subordinada y utilitarista de la naturaleza. Esta forma de relacionarnos con la naturaleza ha resultado en la crisis ambiental que padecemos hoy en día. Detrás de esto se encuentra una idea simplista y egocentrista, que concibe que el mundo empieza y se acaba con el ser humano, sin entender que nuestra propia existencia solamente es posible gracias a la existencia de otros seres vivos. Por solo poner un ejemplo, nuestra vida sería imposible sin la presencia de plantas y algas que producen el oxígeno que respiramos.  

Foto: Tharmaplan Tilaxan, 2020

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Si nos centramos en nuestras relaciones, más que en nuestras diferencias con el resto de la naturaleza, podemos desarrollar una visión de conjunto que nos permita apreciar claramente todas las interacciones e interdependencias que hay entre las diversas formas de vida y de esta manera construir una visión más respetuosa del resto de los animales y en definitiva, de la vida en su conjunto.