Negacionismo y teorías conspirativas echan raíces en Venezuela

Crédito: Fuente: iStock Vía El Confidencial
julio 24, 2023

El auge de las redes sociales ha traído consigo un nuevo fenómeno inesperado, el auge de la posverdad y la enorme difusión de “fake news”; acompañado esto con un impulso a las teorías de la conspiración que se alimentan con las informaciones falsas o descontextualizadas. Los hechos y datos científicos son cuestionados, preponderando dogmas de fe y creencias particulares, basadas en ideologías o prejuicios creados durante toda la vida. El filósofo, humanista y pensador británico A.C. Grayling, quien hizo campaña por la permanencia de Reino Unido en la UE, contraria al Brexit, mira con horror la posibilidad de un mundo dominado por la posverdad; haciendo una advertencia sobre la «corrupción de la integridad intelectual» y el daño «del tejido completo de la democracia».

Este es un fenómeno que actualmente se estudia en las universidades, que está abarcando gran cantidad de estudios en los campos de la sociología, psicología, comunicación social, filosofía, ciencias políticas, el derecho, la educación e incluso la ingeniería. Hay quienes defienden la difusión de noticias falsas y desinformación, alegando la libertad de expresión para informar sobre lo que sea, así sea una mentira deliberada o teorías alejadas de la realidad; otros afirman que los consumidores de información y usuarios de redes sociales merecen recibir información veraz y de calidad, impidiendo ser engañados por medios tradicionales y redes sociales.

Las teorías de la conspiración siempre existieron, forman parte del folclore popular, leyendas urbanas y mitos populares. En nuestro pasado eran llamadas “cuentos de camino”, no se le daba la dimensión de veracidad más que en pequeños círculos de personas ingenuas o creyentes de lo misterioso y oculto. Sin embargo, el término se empezó a popularizar como teoría de la conspiración a partir de la década de 1960, de acuerdo con un reportaje de la BBC, cuando la masividad de los medios de comunicación, la polarización política provocada por la Guerra Fría, que a su vez trajo un temor al espionaje, a enemigos secretos y grandes tramas políticas ocultas; llevaron a la humanidad a un campo donde cada vez aparecían más historias que se desconectaban de la realidad y tomaban fuerza en medio del desconcierto, la incertidumbre y el miedo.

La complejidad del mundo moderno, el avance científico que nos ha mostrado que el mundo es más caótico y complicado, que no tenemos una explicación para todo y que ha arrasado todas las certidumbres sobre la propia existencia y realidad, han volcado a las masas a buscar algo donde asirse, en medio de una tormenta de inseguridad. Hoy vemos como los medios tradicionales, con mayores filtros y controles para verificar la información, son catalogados como mentirosos por tener una línea editorial definida. No se critica el enfoque o la interpretación de los hechos que se hace en el medio; se desconfía del hecho en sí mismo, lo que es un error y bastante peligroso para mantener los pies sobre la tierra.

Autores como Chomsky, Popper y Alan Moore, nos advierten sobre el peligro de las teorías de la conspiración para las sociedades democráticas. La democracia se basa en la libre elección hecha por ciudadanos veraz y suficientemente informados, lo que permite decidir por la mejor opción para sí mismos y su comunidad; lo contrario sucede al estar desinformados, engañados y manipulados por la posverdad y las teorías conspirativas. Lo que también podemos ver en una nota sobre el tema.

“Las teorías conspirativas nos reconfortan porque la verdad del mundo es caótico. No es la conspiración de la Banca judía, ni de los alienígenas grises, ni de reptiloides de 12 pies de altura que controlan desde otra dimensión. La verdad es más aterradora, nadie tiene el control. El mundo carece de timón”. Alan Moore.

Negacionismo oficial en Venezuela

Aunque Chomsky considera que el negacionismo y las teorías de la conspiración son“lo opuesto al análisis institucional”; en Venezuela vivimos una situación anómala. El chavismo siempre mostró una clara tendencia a las teorías de la conspiración; desde su guerra con los medios de comunicación y su obsesión por censurar y controlar la información que llegaba al ciudadano; hasta los miles de cuentos existentes en torno a la muerte de Chávez y que salpican también al campo opositor. Desde la presidencia se llegó a difundir teorías de la conspiración, como en 2010 cuando el presidente Hugo Chávez acusó a los Estados Unidos de provocar el terremoto en Haití que destruyó gran parte de su infraestructura, utilizando un arma llamada HAARP, una de las tantas teorías conspirativas. Esto se repitió en algunos seguidores del gobierno este 2023 con razón del terremoto ocurrido en Turquía, señalaron el uso del arma que provoca terremotos, peor, un medio regional utilizó las etiquetas de la teoría de la conspiración sobre otro tipo de noticias, buscando atraer lectores.

Pero, en lo que nos atañe a nosotros, tenemos el lamentable legado de la difusión de bulos y negacionismo desde las fuentes oficiales para encubrir su incompetencia y su política extractivista. Desde el épico discurso oficial de algún Ministro de Finanzas negando la existencia de la inflación, hasta el Ministro de Ecosocialismo negando que en el Arco Minero exista minería ilegal y deforestación y más recientemente negando la contaminación del Lago de Maracaibo. Vemos como el discurso oficial se fundamenta en la mayor teoría de la conspiración venezolana, todos los problemas del país son producto del bloqueo norteamericano.

En este caso particular es alarmante, pues el negacionismo se corresponde a una política de Estado de indiferencia ante una enorme crisis socio-ambiental que está costando vidas, destruyendo la Amazonía y degradando irreversiblemente uno de los ecosistemas más valiosos e importantes del planeta. Además, ante la crisis del Lago de Maracaibo, evidente y que ha generado el empobrecimiento de cientos de miles de personas, un problema que requiere tomar medidas urgentes y castigos a los responsables; se niega tan abierta y fácilmente, que solo se puede prever más degradación, destrucción y dificultades. ¿Cuánto costará a las generaciones futuras el retardo en la toma de decisiones? ¿Cuántos más se verán afectados ante esta problemática?

Esto sumado al discurso de los grupos “ecologistas” afines al gobierno, que se reunieron en el Congreso de la Madre Tierra, y que siguiendo las líneas negacionistas del gobierno, pero buscando hacer el lavado de cara para el Estado, mezclan ambos discursos. Por un lado, hablan del Cambio Climático y su preocupación por el avance de sus efectos, acusando al sistema capitalista y el desarrollo, especificando la responsabilidad de unos países, exculpando a otros. Pero a la vez, piden que al sur global se le permita desarrollarse de la misma forma, quemas CO2 y deteriorar su naturaleza, para alcanzar los estándares de vida que en líneas anteriores critican. 

Ver También: 2° Encuentro de la Madre Tierra: entre discursos e inconsistencias

Un discurso que es compartido por todos los seguidores del chavismo y la izquierda aliada a estos en todo el mundo, lo que provoca grandes contradicciones. Se critica las políticas de algunos países, pero se permite y promueve el avance del extractivismo, si es con bandera de otras potencias y países poco desarrollados. Y si no es claramente negacionista o conspiranoico; está en esos bordes difusos, porque entonces niegan los discursos ambientales de su entorno, que piden cesar el extractivismo o no seguir aumentando la producción de hidrocarburos o la minería; lo que les impulsa a negar los efectos negativos, para sostener sus posturas políticas-ideológicas. Es el paso clave para que la ideología política o el particularismo, se imponga a los hechos y la realidad concreta

El avance del negacionismo y el conspiracionismo en Venezuela

En este contexto global y nacional, no es raro que las teorías de la conspiración encuentren campo fértil en la sociedad venezolana y en sus voceros políticos. En nuestro caso particular, la Agenda 2030 ha sido el chivo expiatorio de quienes no entran en la narrativa del bloqueo, o para quienes consideran que el bloqueo es parte de la misma agenda. Esto ha sido abarcado por voceros de los diferentes campos ideológicos, desde las izquierdas chavistas con su tendencia establecida desde el Estado y sus máximos jerarcas, las izquierdas no chavistas pero desconfiadas de todo lo ajeno al país; hasta las derechas “liberales”, pero principalmente las conservadoras, que en la última década se han consustanciado con el negacionismo de la realidad, ante el quiebre de sus dogmas y preceptos.

Aquí hemos visto como los grupos religiosos los cuales, por dogmas de fe, rechazan los conocimientos científicos; también niegan la posibilidad de un cambio climático y la influencia del ser humano sobre la naturaleza, protegida y controlada por una divinidad omnipotente. También se ha visto esta actitud en ciertos dirigentes políticos vinculados a las tendencias social-cristianas católicas (aunque también líderes disidentes del chavismo), que buscando una base más sólida de votantes, apelan al sentimentalismo y valores religiosos, ante su incapacidad para convertirse en líderes con un proyecto propio de país. Estos grupos representan el carácter más reaccionario de la política venezolana, opuesto al avance de los derechos humanos y sociales, que llevan dos décadas estancados pero que en el resto del continente han avanzado, generando reclamos en nuestra sociedad.

Desde las izquierdas se ve el mismo discurso oficial, impregnado de un nacionalismo arcaico, que exige desarrollo a todo trance, sin importar los costos ambientales y para las generaciones futuras. Se sigue repitiendo el discurso del petróleo como palanca del desarrollo y se cree que aún se puede seguir explotando hidrocarburos hasta por una década. Estos niegan los datos científicos que nos advierten de las causas y consecuencias del cambio climático, alegando que es un plan desde las naciones desarrolladas para mantener sometidos a los pequeños países pobres y dependientes de estos.

Ver También: El negacionismo climático: un engaño flagrante y pernicioso (mensaje a Luis Britto García)

Lo alarmante no es que existan, porque como dijimos en un principio, siempre han existido; lo preocupante es que estén ganando espacios en los liderazgos políticos más relevantes; mientras los problemas ambientales y sociales son ignorados, tanto en la oposición como en el chavismo. Pero también es de suma gravedad que en los medios de comunicación den espacios a estos discursos, como recientemente ocurrió permitiéndose la apertura para difundir desinformación, haciendo cada vez más reducida la oferta periodística confiable y verificable. ¿Cómo podemos estar seguros de la información a la que accedemos, si no es verificada o forma parte de mentiras o desinformaciones? El trabajo periodístico debe darse a la labor de mostrar los hechos y contrastar las opiniones a estos, no enfocarse en opiniones particulares, sin verificar la información que se difunde. 

También encontramos artículos que a mi parecer están cargados de prejuicios y en el que prevalece el típico discurso de carácter conspirativo, en el cual sin argumentos sólidos se sataniza la Agenda 2030. Este tipo de posturas  niega el cambio climático y por ende, llama a evitar las medidas necesarias para su mitigación y adaptación.  Es así como las creencias y las opiniones empiezan a tener más peso que los hechos comprobados, lo que nos aleja cada vez más de toda realidad y cayendo luego en teorías como la negación del cambio climático, la creencia en al Tierra plana, el marxismo cultural o que George Soros y Bill Gates controlan el mundo desde sus oficinas.

Consecuencias del negacionismo

Las consecuencias del negacionismo y de las teorías de la conspiración pueden ser diversas, desde el alejamiento de la realidad de forma absoluta, al considerar que todo lo que no se alinee con las creencias personales es parte de un plan malévolo de seres obscuros, hasta el aislamiento social, o formación de sectas. Pero los efectos sociales son más dañinos, pues hasta ahora no existen medidas de abordaje de este problema, que se hace masivo en el mundo hiperconectado con RRSS y luego de la pandemia, donde vemos que hasta se dieron marchas masivas de negacionistas del COVID y de las vacunas, provocando contagios en masa y haciendo más lenta la inmunización de rebaño; muchos negacionistas perdieron la vida en su empeño de ir en contra de la información real.

En el caso ambiental, nos encontramos con políticos y voceros que difunde sus mentiras y desinformación a seguidores fieles, a gente con dudas; en un país carente de representación, de liderazgo, de certidumbres y con un sistema educativo que lleva décadas en clara decadencia y con falencias enormes. Esto deriva en una masa de población que se opondrá a cualquier medida destinada a mitigar o adaptarnos a las consecuencias del cambio climático, o incluso de efectos más cercanos de problemáticas ambientales. Si se niega la contaminación del lago desde el Estado, sabemos que al menos un 10% de los venezolanos defenderá esa postura, si la misma se refuerza por grupos sectarios de negacionistas, alimentados por quienes creen que lo ambiental es una conspiración, tendremos un grupo mucho más grande, militante y movilizado que luchará para evitar que el Lago sea atendido. Lo mismo puede ocurrir con el Arco Minero, con la problemática de los pueblos indígenas, la escasez de agua, los efectos de la basura y la pérdida de la biodiversidad.

El asunto es, que son discursos perjudiciales a largo plazo, hasta que la realidad nos golpee de forma cruel. Los gobiernos no están haciendo nada para frenar el cambio climático, es un hecho que antes del 2033 superaremos los 1,5° C de calentamiento global, lo que redundará en escasez de agua, alimentos, extinción de especies, degradación de ecosistemas, desertificación; que se traduce en muerte y empobrecimiento de enormes grupos de humanos. Aún así no se toman decisiones para mitigarlo, pero además tenemos voceros y grupos que creen que no sucederá y cuando suceda, como con el COVID o el Lago de Maracaibo, negarán que este sucediendo, así sufran en carne propia sus consecuencias. La pregunta clave es ¿Cómo abordar la problemática de esta demencia colectiva y evitar que se vuelva en un factor más de empobrecimiento? ¿Cómo evitar que esta locura colectiva cobre más víctimas?

Referencias

Chomsky, Noam (6 de octubre de 2006). 9-11: Institutional Analysis vs. Conspiracy Theory. Z Communications. Encontrado en: https://web.archive.org/web/20120828214626/http://www.zcommunications.org/9-11-institutional-analysis-vs-conspiracy-theory-by-noam-chomsky

Michael, Albert (9 de diciembre de 2012). Conspiracy Theory. Z Communications. Encontrado en:

https://web.archive.org/web/20121209190245/http://www.zcommunications.org/conspiracy-theory-by-michael-albert

Popper, Karl. 2017. La sociedad abierta y sus enemigos I-II. Paidos. Encontrado en:

https://www.academia.edu/36566998/Popper_Karl_La_sociedad_abierta_y_sus_enemigos_I_II

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