Tratado de Alta Mar: histórica ratificación

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La ratificación del Tratado de la ONU sobre Alta Mar (Acuerdo BBNJ) por 60 países marca un hito crucial para la conservación de los océanos. Tras años de intensas negociaciones, este acuerdo histórico, que entrará en vigor en enero de 2026, se convierte en el primer instrumento jurídico vinculante para proteger la biodiversidad marina en las aguas internacionales, un vasto territorio que abarca dos tercios de la superficie oceánica.

Alcanzar este acuerdo no ha sido un proceso fácil. En junio de 2025, la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Océano (UNOC3) había concluido sin las ratificaciones necesarias para lograr su implementación.

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Implicaciones 

La ratificación de este tratado es un paso significativo, pero su impacto real dependerá de una puesta en marcha efectiva. El acuerdo busca abordar varios desafíos críticos que enfrenta el alta mar, una vasta extensión que hasta ahora había carecido de una protección legalmente vinculante.

El tratado permitirá la creación de áreas marinas protegidas en aguas internacionales, un elemento clave para alcanzar el objetivo global de proteger al menos el 30% de los océanos para el año 2030. 

También supone la repartición justa y equitativa de beneficios que derivan de los recursos genéticos marinos. 

El tratado exige la realización de evaluaciones de impacto ambiental para las actividades humanas en alta mar. Esta disposición es particularmente relevante para la minería submarina, una industria emergente que ha sido promovida por varios países y empresas y que implica un alto riesgo de degradación para los frágiles ecosistemas marinos.

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Aunque la ratificación es un triunfo, el verdadero desafío reside en la implementación y el cumplimiento. Se requerirá un esfuerzo conjunto de los países para convertir las promesas del tratado en acciones tangibles, garantizando que el alta mar, un patrimonio común de la humanidad, sea gestionado de manera responsable para las generaciones presentes y futuras.