Palabras clave: tierras raras, minerales críticos, guerra comercial, transición energética
Las llamadas tierras raras son una categoría específica de minerales críticos de amplia utilización en la industria moderna con tecnología de punta y de importancia crucial para la “economía verde”, la transición energética y digital, las industrias militar, aeroespacial, electrónica, petrolera, automovilística, y farmacéutica, que se han convertido en puntos cada vez más álgidos del intercambio comercial, la diplomacia y la geopolítica, en la medida en que se vienen escalando tensiones entre potencias mundiales que buscan asegurar el acceso y el control de esos recursos. Se utilizan, entre otros, en la fabricación de pantallas de televisión, lámparas fluorescentes, imanes avanzados, baterías nucleares, computadoras, teléfonos inteligentes, paneles solares, turbinas eólicas, microscopios electrónicos, sistemas de radar, misiles teledirigidos, satélites espaciales, fibra óptica, cristales láser, drones y vehículos eléctricos. Comprenden un grupo de 17 elementos químicos de la tabla periódica; 15 de ellos son conocidos como los lantánidos (lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometeo, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio). Los otros dos son el escandio y el itrio. Son en su mayoría relativamente escasos en la corteza terrestre (los denominados ligeros son más abundantes y los pesados se encuentran más difícilmente). Por lo general, las tierras raras no se hallan en forma pura, tienen en común propiedades magnéticas, electrónicas, ópticas y de conducción eléctrica únicas, y se pueden disolver en medios ácidos. Su extracción y procesamiento son difíciles debido a que mayormente se encuentran mezclados con otros materiales geológicos y generan impactos ambientales considerables. Las tierras raras fueron descubiertas en el siglo XVII, pero sus múltiples aplicaciones se iniciaron después de la Segunda Guerra Mundial (Bogeat, 2024; Hernández, 2024; Pictet asset, 2025; The Guardian, 2025).
Según el Servicio Geológico de los Estados Unidos, existían en 2024 110 millones de toneladas de tierras raras en distintas localidades del mundo. En 2022, China tenía el 70 % (210 toneladas métricas) de la producción global de tierras raras. Le siguen en orden descendiente los Estados Unidos (14,3%), Australia (6%), Myanmar (4%), Tailandia (2,4%), Vietnam (1,4%), India (0,96%), Rusia (0,86%), Madagascar (0,32%), además de Brasil, Canadá y una treintena de países más. En lo que a reservas se refiere lidera China con 44 millones de toneladas, seguida de Vietnam con 22 millones de toneladas, Brasil y Rusia con 21 millones de toneladas cada uno. Figuran también otros como Canadá con 15, 2 millones de toneladas, Estados Unidos con 1,8 millones de toneladas y Groenlandia con 1,5 millones de toneladas. En lo que refiere a su procesamiento, el 87% tiene lugar en China, 12% en Malasia (a cargo de una corporación australiana) y 1% en Estonia (ODG, 2023)
La minería de tierras raras tiene consecuencias socioambientales muy negativas que afectan a numerosas comunidades a lo largo y ancho del mundo, en un contexto de dilemas multiescalares e injusticias ambientales crecientes.
La extracción de tierras raras ocurre en minas abiertas, con altos costos de producción y usando productos químicos extremadamente agresivos. Comprende dos métodos primarios de extracción, a saber: 1) Remoción de la capa superior del suelo y su transporte a lagunas de lixiviación, donde se agregan químicos como el sulfato de amonio y el cloruro de amonio. 2) Perforación de agujeros en el suelo, inserción de tubos PVC y mangueras con las que se bombean químicos para remover y extraer tierra. La lechada resultante se bombea a su vez a lagunas de lixiviación para separar la tierra rara. Ambos métodos crean los mismos problemas (Maluleke, 2022; Xue, 2024).
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Para obtener una tonelada de estos elementos se requieren unos 12.000 metros cúbicos de gas y polvo que contienen ácido sulfúrico, ácido fluorhídrico y dióxido de azufre. A estos se suman grandes cantidades de energía fósil y enormes volúmenes de agua para su procesamiento, que dejan un residuo de 75.000 litros de agua contaminada, muy difícil de depurar. Dado que estos elementos suelen encontrarse en lugares donde también hay minerales radiactivos como el torio y el uranio, la extracción de una tonelada de tierras raras deja cerca de una tonelada de residuos radioactivos, lo que implica contaminación del nivel freático, el suelo, la vegetación y la fauna (Noticias Fuerteventura.com; 2020; Nueva ISO 14001, 2019).
Esta actividad se localiza con frecuencia en regiones ricas en biodiversidad con graves y variadas consecuencias ambientales que se expresan en deforestación, erosión de los suelos, contaminación del agua y polución del aire, conduciendo a la reconfiguración radical de paisajes que pierden así resiliencia ante la crisis climática, el incremento de riesgos de inundaciones y deslaves, la degradación y destrucción del hábitat y los ecosistemas, disrupciones en la cadena alimentaria, así como serias afectaciones de los denominados servicios ecosistémicos como la regulación de agua, la fertilidad de los suelos y el almacenamiento de carbono. La exposición de mineros y comunidades cercanas a las minas de tierras raras a los químicos utilizados en las operaciones de extracción y procesamiento, los residuos las aguas, los suelos contaminados y el aire contaminado, implican severos riesgos para la salud como por ejemplo el desarrollo de enfermedades respiratorias y cáncer. Además de los impactos que afectan los ecosistemas y la salud humana, en lugares donde tiene lugar la minería de tierras raras (situados en Brasil China, Chile, Finlandia, Groenlandia, India, Kenya, Madagascar, Malasia, Malawi, Myanmar, Nueva Zelanda, Noruega, Suecia, por nombrar algunos), numerosas comunidades locales, principalmente en el sur global, sufren bajo los efectos del control arbitrario ejercido por grupos armados y de fuerzas de seguridad estatales que pugnan por el dominio del tráfico de tierras raras. Otras consecuencias socioambientales negativas son los desplazamientos forzados, la persistencia de precarias condiciones de trabajo, los abusos laborales y la exacerbación de conflictos sociopolíticos (Ali, 2014; ICTA-UAB, 2023; Von Merren, 2025).
Al tiempo que la crisis climática se ha acelerado las consignas relativas a la “economía verde” y las transiciones energéticas han sido apropiadas por los discursos que abogan en pro del aprovechamiento de las tierras raras, combinándose con argumentos y propuestas que desde las agendas de los poderes globales promueven el avance del capitalismo digital, el despliegue de la inteligencia artificial y la sofisticación de los dispositivos de vigilancia, control y defensa. En el marco de una intensa ebullición de los proyectos y negocios vinculados a la producción y uso de tierras raras, se ha conformado un escenario geoestratégico de tirantez, pujas, controversias y alianzas.
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En la década de los 90 del siglo pasado, China se adentró en el mercado de las tierras raras y con el tiempo se convirtió en el primer productor mundial. El apogeo de China como principal productor en el mundo ha estado condicionado, además del rumbo seguido por otros productores, por políticas internas que han limitado por la vía de aranceles la salida de estos productos y la aplicación de estímulos al almacenamiento y la fijación de requisitos ambientales muy permisivos para la explotación de minas. Esto ha llevado a una agria disputa (que algunos ya llaman “Nueva Guerra Fría”) con los Estados Unidos que quieren mantener su liderazgo en materia de innovación tecnológica para la que el aseguramiento y ampliación de tierras raras constituye un asunto vital (Chía, 2025; CPG, 2025; INFOBAE, 2025; Roca, 2025).
En el discurso generado en torno esa competencia Estados Unidos-China, el tema de la Inteligencia Artificial ocupa la línea del frente. Los sistemas de Inteligencia Artificial dependen de gigantescos volúmenes de información almacenados en centros de datos ubicados por todo el mundo. El procesamiento de datos y los requerimientos energéticos que se necesitan para hacer funcionar sistemas como los grandes modelos de lenguaje son mucho más intensos que en la computación convencional. De allí se deriva una alta demanda de energía necesaria para sistemas de enfriamiento, imanes avanzados, y fuentes de energía sostenibles, todo lo cual requiere tierras raras. La Inteligencia Artificial, los computadores de alto rendimiento y los chips de semiconductores que los potencian constituyen componentes esenciales en materia de disuasión nuclear, pruebas de armas, simulación de conflictos y diseño de submarinos. De allí que para el establishment estadounidense esas tecnologías resulten de capital importancia en la procura de asegurar su ventaja militar sobre sus adversarios globales. Por lo que cualquier obstáculo o disrupción en la cadena de suministro y cualquier control de exportaciones de tierras raras incide en el retraso del desarrollo de una nueva generación de aeronaves, barcos de guerra y cabezas nucleares, y consecuentemente plantea riesgos estratégicos.
Desde 2020, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos ha invertido centenares de millones de dólares en asegurar cadenas de suministro doméstico de tierras raras con miras a satisfacer plenamente la demanda militar para 2027. En el pasado mes de abril, las tierras raras fueron un punto fundamental de acuerdo en la firma del Fondo de Inversión para la Reconstrucción Estados Unidos-Ucrania. También han sido un elemento fundamental en la oferta de compra de Groenlandia a Dinamarca hecha por Trump y en el propósito de anexión de Canadá a los Estados Unidos, también anunciado por él (Ascencio, 2025).
En la onda del nacionalismo MAGA y una musculosa política industrial neoproteccionista que pregona la independencia económica, las tierras raras han sido elevadas de un subsector del mercado de commodities a la categoría de materia de estrategia nacional estadounidense. El gobierno de Trump ha comenzado a subsidiar compañías mineras, asumiendo participaciones con productores nacionales y aliados, y diseñando una reserva estratégica para proteger sus industrias de las políticas chinas. A esto se suma la firma en la Casa Blanca de un acuerdo marco negociado durante varios meses entre Donald Trump y el primer ministro de Australia Anthony Albanese el pasado 22 de octubre, con el fin de asegurar la provisión de materiales y el procesamiento de minerales “críticos” y tierras raras sin intenciones de mercado y con fuertes inversiones estatales (Shalal, 2025). Dicho acuerdo llega pocas semanas después de que el gobierno de Beijing anunciara que exigirá a compañías extranjeras que obtengan una aprobación del gobierno chino para exportar imanes que contengan incluso trazas de tierras raras que provengan de China o que hayan sido producidas con tecnología china. Lo que, según el gobierno de Washington, daría a China un mayor poder sobre la economía global a través del control tecnológico de la cadena de suministro. Cabe destacar que esos magnetos son componentes clave de los aviones caza F-35 y submarinos tipo Virginia y Columbia construidos en Estados Unidos (Escenario Mundial, 2025). El gobierno dirigido por Xi Jinping ha dejado en claro que rechazara toda solicitud cuyo producto pueda ser utilizado por fuerzas militares extranjeras.
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No obstante, no es seguro que el objetivo fijado para 2027 será alcanzado, puesto que los Estados Unidos tienen una escasa capacidad de procesamiento de tierras raras ligeras y ninguna de tierras raras pesadas. Hasta la fecha y a pesar de la feroz guerra comercial en curso, los Estados Unidos siguen dependiendo de China en lo que respecta a la provisión de tierras raras, China ha esgrimido a las tierras raras como un arma económica mediante la imposición de controles de exportaciones, algunos de adopción muy reciente en respuesta a las estrictas políticas comerciales impuestas por el gobierno de Donald Trump. Las compañías norteamericanas hacen frente a muchos desafíos derivados de ese monopolio que incluyen rendimientos drásticamente más bajos, precios no competitivos y estancamiento industrial. A eso se agrega el hecho de que la mayor parte de la demanda de tierras raras en Estados Unidos proviene del sector comercial, con un pequeño porcentaje derivado de la industria militar.
En este contexto de aguda competencia tecnológica, comercial y militar entre potencias que se disputan la hegemonía, en el que se recurre por igual al argumento de la seguridad y el impulso a la “economía verde” y la transición energética, la extracción y procesamiento de minerales críticos y elementos de tierras raras involucran un espectro de daños sociales y ambientales en numerosas comunidades en distintas latitudes que se enmascaran en el desarrollo de tecnologías “limpias”. La transición hacia economías bajas en carbono se mueve entre el imperativo global de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y nefastas consecuencias socioambientales a escala local y regional asociadas a profundas desigualdades y la expansión del extractivismo. Existen fuertes barreras que se oponen a procesos de transiciones energéticas que sean verdaderamente justas debido a la estrecha dependencia que mantienen las tecnologías “verdes” con respecto a las prácticas extractivas depredadoras, contaminantes y socialmente injustas que cruzan las cadenas de suministro de tierras raras y minerales críticos, dando lugar a nuevas zonas de sacrificio, reconfigurando y reconstituyendo desigualdades socioambientales y socioespaciales, externalizando costos sociales y ecológicos, con patrones de producción y consumo similares a los de la era de los combustibles fósiles aún no rebasada (Amy Chu, 2021; Nayar, 2021). Esta situación pone ciertamente al descubierto lo que pudiéramos llamar el lado oscuro de las transiciones energéticas, las energías limpias y la economía verde.
Como parte de un proceso industrial relocalizado y justificado con argumentos de seguridad, los gobiernos de Estados Unidos, Canadá y varios países europeos buscan actualmente incentivar la extracción doméstica de tierras raras y otros minerales, así como la producción de tecnologías verdes tale como los vehículos eléctricos. En ese sentido, considerando que en esos países la experiencia demuestra que las industrias mineras desarrolladas a lo interno no son necesariamente más socialmente responsables ni ambientalmente sostenibles, las actividades extractivas verdes, además de afectar áreas del sur global en una dinámica neocolonial, amenazan ya a comunidades marginalizadas y nuevas periferias en el propio norte global.
De tal manera que la obtención y el uso de tierras raras, así como el de otros minerales, debe someterse a debates democráticos plurales y multiescalares, buscando definir y hacer converger nuevas visiones interdisciplinarias y holísticas de transformaciones ecosociales en el norte y en el sur, nuevas perspectivas civilizatorias con nuevas opciones energéticas y tecnológicas para abordar efectivamente la superación del extractivismo, la crisis climática y la crisis ecológica global.
Referencias
Ali, S.H. (2014) “Social and environmental impact of the rare-earth industries”. Resources. Vol. 3, February 13, p. 123. doi: 10.3390/resources3010123
Amy Chu, Oscar (2021) “Los elementos de tierras raras plantean riesgos ambientales y económicos para las energías limpias” Kleiman Center for Energy Policy https://kleinmanenergy.upenn.edu/commentary/podcast/rare-earth-elements-pose-environmental-economic-risks-for-clean-energy/
Ascencio, Christian (2025) “La fiebre de las tierras raras” ¿Por qué el mundo mira la tabla periódica?” EL Tiempo.com https://www.eltiempo.com/mundo/mas-regiones/la-fiebre-de-las-tierras-raras-por-que-el-mundo-mira-la-tabla-periodica-3481928
Bogeat, Adrián (2024) “¡Qué tierras tan raras¡ Elementos esenciales en nuestra vida cotidiana” The Conversation.com https://theconversation.com/que-tierras-tan-raras-elementos-esenciales-en-nuestra-vida-cotidiana-242426
Escenario Mundial (2025) “La restricción china sobre tierras raras amenaza la producción de misiles y cazas F 35” https://www.escenariomundial.com/2025/04/18/la-restriccion-china-sobre-tierras-raras-amenaza-la-produccion-de-misiles-y-cazas-f-35-en-estados-unidos/
Hernández, Daniel (2024) Tierras raras: el petróleo del siglo XXI dominado por China RTVE noticias https://www.rtve.es/noticias/20241029/tierras-raras-petroleo-siglo-xxi-china/16306894.shtml
ICTA-UAB (2023) “Un nuevo mapa señala los impactos de las tierras raras” https://www.uab.cat/web/sala-de-premsa-icta-uab/detall-noticia/un-nuevo-mapa-senala-los-impactos-de-las-tierras-raras-1345819907210.html?detid=1345902946310
INFOBAE (2025) “China reforzó su control sobre las tierras raras: qué saber sobre las nuevas restricciones” https://www.infobae.com/america/mundo/2025/08/22/china-reforzo-su-control-sobre-las-tierras-raras-que-saber-sobre-las-nuevas-restricciones/
Jefferson, Augusto (2025) “Como China tomo el control absoluto de tierras raras, consolidando a las mineras, imponiendo cuotas y bloqueando las exportaciones de tecnología estratégica” CPG https://es.clickpetroleoegas.com.br/C%C3%B3mo-China-tom%C3%B3-el-control-absoluto-del-sector-de-tierras-raras-al-consolidar-compa%C3%B1%C3%ADas-mineras–imponer-cuotas-y-bloquear-las-exportaciones-de-tecnolog%C3%ADa-estrat%C3%A9gica-%28GSTTS%29/
Maluleke, Kgomotso Charlotte (2022) “The extraction of rare earth elements from various resources using the sulfation roastingleaching process” University of the Witwatersrand, Johannesburg https://wiredspace.wits.ac.za/items/64ea18cb-221c-414a-a050-b76c936f27f6
Nayar, J. (2021). “Not So “Green” Technology: The Complicated Legacy of Rare Earth Mining”. Harvard International Review. https://hir.harvard.edu/not-so-green-technology-the-complicated-legacy-of-rare-earth-mining/
Noticias Fuerteventura.com (2020) “Preocupa en Fuerteventura la peligrosa mineria de las tierras raras” https://www.noticiasfuerteventura.com/fuerteventura/1-la-peligrosa-mineria-de-las-tierras-raras
Nueva ISSO 1401 (2019) “Tierras raras, ¿Cuál es su impacto medioambiental?” https://www.nueva-iso-14001.com/2019/11/tierras-raras-cual-es-su-impacto-medioambiental/
Observatori del Deute en la Globalitzacio ODG Mapping the Impacts and Conflicts of Rare-Earth Elements. Challenges for the Green and Digital transitions https://odg.cat/wp-content/uploads/2023/11/Mapping-Impacts-Conflicts-Rare-Earth-Elements.pdf.
Osmond, Chía (2025) “Por que los minerales de tierras raras se han convertido en una ventaja para China en sus negociaciones con Estados Unidos” BBC News Mundo https://www.bbc.com/mundo/articles/cvg4655vepko
Pictect Asset Management (2025) “Las tierras raras y su importancia para varias industrias https://am.pictet.com/pictetparati/mercados-e-inversiones/2025/tierras-raras-importancia-industrias
Roca, Mariano (2025) “Tierras raras: cómo hizo China para convertirse en líder de esta industria y cuál es su disputa con EEUU” https://defonline.com.ar/energia-mineria/tierras-raras-como-se-convirtio-china-en-lider-de-esta-industria-y-cual-es-su-disputa-con-ee-uu/
Shalal, Andrea (2025) “Trump, Australia’s Albanese sign critical minerals agreement to counter China” REUTERS. https://www.reuters.com/world/asia-pacific/australias-albanese-discuss-rare-earths-security-first-trump-summit-2025-10-20/
The Guardian (2025) “What are rare earths and critical minerals – explained in 30 seconds” https://www.theguardian.com/world/2025/oct/17/rare-earths-critical-minerals-explained
Von Merren, Mila (2025) “The Impacts of Rare Earth Mining for Our Digital World on Biodiversity” Society Byte https://www.societybyte.swiss/en/2025/01/31/the-impacts-of-rare-earth-mining-for-our-digital-world-on-biodiversity/
Xue, Haiyue (2024) “Review of rare earth extraction and product preparation technologies and new thinking for clean utlization” Minerals Engineering Volume 215, 1, 108796 https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0892687524002255