Hace pocas semanas, entre el 16 y el 21 de noviembre de 2025, se realizó una nueva cumbre climática mundial, la COP 30, una conferencia más de los países que hacen parte de la Convención Marco sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas. En esta oportunidad el lugar escogido fue la ciudad amazónica brasileña de Belém, en el estado de Para, norte de Brasil.
El propósito fundamental de este evento, como también lo es el de su convención marco, fue reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (siendo el más conocido el dióxido de carbono, CO₂, al que se agregan entre otros el metano y el óxido nitroso) producidas por actividades humanas que son responsables de la crisis climática en curso y enfrentar sus consecuencias, entre las que ya figuran: disminución progresiva de masa de hielo de los casquetes polares y desaparición de glaciares, aumento significativo del nivel del mar, desaparición de islas y arrecifes de coral, cambios abruptos en los patrones de lluvia y en las estaciones, incremento de eventos meteorológicos extremos, pérdida acelerada de biodiversidad, trastornos graves en la agricultura y la provisión de servicios, incidencia de enfermedades, y migraciones forzadas de poblaciones humanas. Conviene tener en cuenta que la Convención Marco sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas fue aprobada por representantes de 150 países en 1992, estableciendo por primera vez objetivos vinculantes de reducción de emisiones para los países más industrializados. Recordemos en un breve recuento ciertos hitos, momentos importantes y decisiones en los procesos de negociaciones climáticas posteriores a la aprobación de la Convención Marco.
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La COP1 se realizó en Berlín, Alemania, en 1995, y desde entonces los firmantes se han reunido casi todos los años en conferencias en las que las decisiones se toman por consenso. En 1997 se aprobó el llamado Protocolo de Kioto, primer tratado mundial para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, obligando legalmente (aunque de manera diferencial) a las naciones de mayor industrialización a cumplir objetivos de reducción para el periodo 2008-2012. En ocasión de la COP 21, llevada a cabo en París, Francia, en 2015, 190 países aprobaron el Acuerdo de París sobre el Clima, comprometiéndose a limitar el calentamiento global a 2 grados centígrados (preferiblemente a 1,5 grados centígrados) y prestar planes nacionales cada 5 años. En junio de 2017, Donald Trump, en su primera presidencia, anunció la intención de retirar a los Estados Unidos del Acuerdo de París. En 2018 se redacta un informe sobre el calentamiento global de 1,5 grados centígrados que concluye en que las emisiones deben reducirse más de lo que en un principio habían previsto importantes equipos científicos.
En 2019, el Parlamento Europeo decidió declarar la emergencia climática y presentó el Pacto Verde Europeo y, en una cumbre celebrada en Bruselas, sus jefes de Estado y de Gobierno establecieron que la unión debería alcanzar la neutralidad climática para el año 2050. En noviembre de 2020, la primera administración Trump hizo efectivo el retiro de los Estados Unidos del Acuerdo de París y en 2021 el gobierno de Joe Biden decide reincorporar a esa nación al acuerdo. La COP 27, realizada en Sharm El-Sheik, Egipto, en 2022, acordó la creación de un fondo para perdidas y daños con el fin de ayudar a los países vulnerables afectados por catástrofes climáticas; no obstante, allí se constataron los lentos avances en la eliminación progresiva de los combustibles fósiles y en lo que corresponde a la aproximación al objetivo de los 1,5 grados centígrados no fueron acordadas nuevas medidas. En 2023 la COP 28 tuvo lugar en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, y en ella se realizó un primer balance global de la lucha contra el cambio climático y se acordó un llamamiento al abandono transicional de la matriz energética centrada en combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas); las negociaciones alcanzaron allí un acuerdo en torno a compromisos para triplicar la capacidad de energía renovable y duplicar la eficiencia energética para 2030, medidas de “adaptación al cambio climático” y financiación. Cabe destacar, sin embargo, que en esta ocasión los intereses corporativos petroleros, que ya venían penetrando los espacios de las COPs, alcanzaron extremos amparados por la presidencia de quien era simultáneamente presidente de la conferencia y director de la Compañía Nacional Petrolera de Abu Dhabi y defendieron el uso del petróleo como una necesidad para no retroceder a etapas prehistóricas. La siguiente COP, número 29, se efectuó en la ciudad de Bakú, capital de Azerbaiyan en noviembre de 2024 concluyendo en un acuerdo de último momento para incrementar la financiación climática de 100.000 millones de dólares anuales pactados a 300.000 millones de financiación para 2035 con aportes de empresas privadas, lo que fue considerado un insatisfactorio acuerdo de mínimos por las delegaciones de los países del sur global y por las organizaciones de la sociedad civil; las negociaciones tampoco concluyeron en un plan de acción claro (Linares y Valera, 2022; UCCRN, 2024; Ambienterd,2025).
En enero de 2025, al asumir de nuevo la presidencia, Donald Trump anuncia un segundo retiro de su país del Acuerdo de París, consistente con su política energética de ampliar la producción de combustibles fósiles y dar prioridad a la producción doméstica. Otra decisión de cierta consideración tomada en este año fue la opinión consultiva no vinculante emitida en el mes de julio por la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Señalando que los países considerados como responsables de la crisis climática deben financiar los costes de las pérdidas y daños que sufren los países afectados (Pérez y Waldholf, 2025). Por último, destacamos el hecho de que, apenas una semana antes de la COP 30, 27 ministros de ambiente de la Unión Europea, presionados por buena parte de sus integrantes que asumen posiciones cercanas al negacionismo y al retardismo, anunciaron un 90% de reducción de emisiones para 2040, pero con mecanismos de revisión que podían disminuir ese porcentaje a 80% y otros medios de “flexibilización” (Ecoavant, 2025).
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En el transcurso de todos esos años las COPs crecieron en asistencia, sumando a las delegaciones gubernamentales organizaciones sociales de ciudadanos, grupos de académicos, empresas y comunicadores sociales; los asuntos climáticos pasaron a ocupar un lugar de relevancia en el debate político internacional. No obstante, en la mayoría de ellas han predominado más las sombras que las luces y los acuerdos alcanzados se han quedado cortos ante las exigencias de los científicos y los grupos de la sociedad civil. Después de tres décadas de reuniones, acuerdos y compromisos, se llega a la COP 30 en momentos en que la realidad climática global contrasta de manera dramática con el conjunto de intenciones y anuncios que han surgido de las COPs. Los últimos años, 2023, 2024 y 2025, han sido los años más calurosos jamás registrados a escala planetaria. La concentración de dióxido de carbono ha rebasado hace unos cuantos lustros el umbral de 350 partes por millón (PPM), considerado como límite de seguridad; en 2024 se situó en 424 PPM y en febrero de 2025 alcanzó 427 PPM (Robayna, 2025). La última vez en la historia geológica y climática del planeta que la concentración de CO₂ alcanzó un valor similar al actual fue entre 3 y 5 millones de años atrás, cuando la temperatura de la Tierra era entre 2 y 3 grados más elevada y el nivel del mar superaba en más de 10 centímetros al actual (NASA, 2022). En este sentido, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha advertido sobre la posibilidad de que el clima global entre en un “círculo vicioso”. Esto sucede con todo y que ha habido aumentos sustanciales en materia de inversiones e instalación de fuentes de energía alternativas como la solar y la eólica, así como emplazamientos a lograr que los procesos productivos tengan un saldo neto de emisiones de gases de efecto invernadero. Además, como la demanda de energía se viene incrementando a un ritmo mayor del que proporcionan las alternativas, hasta el día de hoy esas fuentes no han llegado a sustituir a las viejas fuentes convencionales, sino que se agregan a ellas.
Este preocupante cuadro se solapa con un contexto global de gran incertidumbre, marcado por fuertes tensiones sociopolíticas, geopolíticas y geoeconómicas, conflictos armados en distintas latitudes y un auge de populismos extremistas, destacando en particular los de ultraderecha.
Como vitrina previa a las negociaciones de la COP 30, se llevó a cabo poco antes un encuentro de mandatarios al que asistió una cincuentena de jefes de Estado y de Gobierno con las notables ausencias de los mandatarios de los dos países que emiten los mayores volúmenes de gases de efecto invernadero en el mundo: el presidente chino, Xi Jinping, y el estadounidense Donald Trump. El primero envió una delegación al frente de la cual estuvo su viceprimer ministro, Deng Xuixiang; el segundo, en correspondencia con su feroz oposición a la lucha contra la desestabilización del clima y en línea con el retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París, no envió delegación alguna. Por América Latina fue notable la ausencia del también negacionista presidente argentino Javier Milei.
La cumbre de Belén comenzó con plomo en el ala por varias razones. Comencemos por mencionar las intensas reverberaciones de los duros cambios impuestos por Donald Trump que incluyen severas alteraciones en la política e institucionalidad ambiental estadounidense, así como serias implicaciones y consecuencias internacionales en lo que respecta al enfrentamiento a las críticas circunstancias por las que atraviesa el sistema climático planetario. En la conferencia hubo una presencia masiva de lobistas de las corporaciones petroleras. Además, para el momento de su inicio, apenas 79 países firmantes del Acuerdo de París (una tercera parte) habían presentado sus planes de Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, (y no pocos de ellos tardíamente). Esto colocó un escollo en la agenda de la COP30 dado que se suponía que el Panel Intergubernamental de Cambio Climático debía contar con la información completa para efectuar un análisis y balance de la situación de los esfuerzos globales en materia de clima que sirviera de insumo indispensable para las decisiones a tomar en la cumbre. A esto se sumó la falta de un acuerdo en materia de financiación, ante lo cual la presidencia promovió lo que denominó un Mecanismo de Acción de Belén para la Transición Justa.
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A lo largo de las dos semanas de negociaciones se sucedieron numerosos debates, tensiones y confrontaciones en la COP30. Finalizando la primera semana se realizó una nutrida manifestación de calle en Belém que congrego a más de 50.00 personas, en la que se llevó a cabo un funeral simbólico de los combustibles fósiles. Los pueblos indígenas amazónicos y las comunidades locales mantuvieron una presencia activa en las negociaciones. Bajo el lema “Nosotros somos la solución climática” las manifestaciones indígenas fueron masivas, comprendiendo bloqueos pacíficos de entradas, marchas, rituales y danzas que tuvieron una buena visibilidad; denunciaron su exclusión de las negociaciones fundamentales y de manera enérgica exigieron la demarcación de tierras, el abandono de proyectos extractivos y clamaron por justicia climática.
Las discusiones centrales que surgieron en Belém tuvieron como tema principal la urgencia de poner en práctica el Acuerdo de París, centrándose en la aceleración de la acción climática, garantizar el financiamiento para los países “en desarrollo”, la protección de los pueblos indígenas y la Amazonía y una transición energética justa. Al comienzo de la conferencia, el presidente de Brasil, Luis Ignacio Lula Da Silva, pidió que se creara una hoja de ruta para la transición energética que supone un abandono de los combustibles fósiles. Un grupo de 80 países, al frente de los cuales estuvo Colombia, exigieron que se concretara la hoja de ruta. Por su parte, los negociadores de los países árabes productores de petróleo rechazaron toda participación en reuniones con aquellos que buscaban una vía para abandonar los combustibles fósiles. Rusia bloqueó los intentos de crear hojas de ruta. China se concentró en acuerdos comerciales y en la promoción de sus avances en cuanto a energías renovables, pero sin sustituir a las energías fósiles en su matriz energética. Brasil también presentó y logro que se aprobara el “Fondo para los Bosques Tropicales para Siempre” (TFFF), un mecanismo voluntario para dar financiación a largo plazo a los países que protegen y gestionan de forma sostenible sus bosques tropicales (Barber, 2025). Para este fondo de inversión permanente y autofinanciado que reembolsará a los inversionistas y recompensará a los países por conservar sus bosques, el país anfitrión pidió 125.000 millones de dólares y una recaudación inicial de 10.000 millones de dólares, pero solo se alcanzaron a recolectar 5.600 millones. En la práctica resulta en una decisión que favorece al agronegocio en la medida en que enmascara los efectos deletéreos del acuerdo comercial Unión Europea-Mercosur, que va a facilitar el acceso al mercado europeo de sus materias primas, carne, pollo, soya, azúcar y etanol, los mayores factores de deforestación en la Amazonía, y que irrespeta también el derecho de autodeterminación de los pueblos indígenas (Vía Campesina Internacional, 2025).
Por vez primera en la historia de las COPs, en Belém el comercio global se convirtió en un tema relevante, notándose que en cada negociación hubo un esfuerzo orquestado en este sentido. Al final se acordó que en futuras conferencias se debe emprender un diálogo sobre el comercio que involucre a gobiernos, la Organización Mundial de Comercio (OMS) y otros actores.
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Puede destacarse también que en la COP 30 se adoptó un mecanismo de acción para la transición justa que coloca a los derechos humanos y la justicia social en el centro de la transición ecológica. Igualmente, merece mencionarse que por primera vez aparece en un texto de la Convención Marco una mención a defensores y defensoras de derechos.
De los asuntos más importantes discutidos durante las dos semanas de negociaciones, pese a estar presente en borradores previos y haber contado con el respaldo de muchas delegaciones gubernamentales y organizaciones de ciudadanos, la necesidad de avanzar hacia el abandono gradual del carbón, el petróleo y el gas, no quedó reflejada en la decisión final. Tampoco hubo un compromiso vinculante ni calendario claro para responder a la urgencia climática. Gracias a la presión ejercida por China y aunque también estuvo presente en borradores y acuerdos previos, no apareció en el texto final una referencia a los riesgos socioambientales de los minerales críticos necesarios para la transición energética. Todo esto augura una continuación de la presión extractivista sobre los territorios más frágiles (bosques, cuencas de agua), poblaciones autóctonas, comunidades rurales, etc., en nombre de la “transición energética” o de los “intereses económicos”.
Puede decirse en consecuencia que, dada su falta de ambición y de resultados concretos, la COP30 fue un gran fracaso que muestra la urgente necesidad de una reforma democrática a fondo del funcionamiento de las negociaciones climáticas, ante la ausencia de transparencia de los intercambios, la presencia masiva de lobistas del sector de energías fósiles y la desidia política. En sintonía con esto y con miras a contrapesar el poder de las corporaciones multinacionales y sus alianzas con Estados poderosos, deben reforzarse las redes transnacionales que agrupan a activistas, científicos y académicos comprometidos, comunicadores alternativos, pueblos autóctonos, comunidades vulnerables, que rechazan las falsas soluciones, que luchan por un horizonte de vida digna contra la depredación ecológica, la injusticia climática y la represión militar-policial que se abate sobre los defensores del ambiente. Esta es una tarea impostergable.
Referencias
Ambienterd (2025) LA HISTORIA DE LAS COPs https://www.instagram.com/p/DQxUlVOjicO/
Barber, Charles (2025) Financiar la conservación de la naturaleza: ¿logrará por fin el Fondo de Bosques Tropicales para Siempre (TFFF) hacerlo? World Resources Institute. https://es.wri.org/insights/financiar-la-conservacion-de-la-naturaleza-lograra-por-fin-el-fondo-de-bosques-tropicales
Ecoavant (2025) La UE logra un acuerdo clave pero polémico para recortar un 90% las emisiones en 2040. https://www.ecoavant.com/medio-ambiente/amp-ue-los-27-acuerdan-una-reduccion-del-90-de-las-emisiones-en-2040-pero-que-relajan-con-flexibilidades_15933_102.html
Linares, Gladys y Valera, Miguel (2022) RD.ICUAP, Año 8, No. 22, 2022, pp. 28 –41, Universidad Autónoma de Puebla. https://www.researchgate.net/publication/378120736_El_origen_y_evolucion_de_las_Conferencias_de_las_Partes_COP_sobre_el_cambio_climatico
NASA (2022) Treinta años de datos sobre el aumento del nivel del mar https://ciencia.nasa.gov/ciencias-terrestres/seguimiento-aumento-del-nivel-del-mar/
Pérez, Nate y Wladholz, Rachel (2025) Trump is withdrawing from the Paris Agreement (again), reversing U.S. climate policy NPR. https://www.npr.org/2025/01/21/nx-s1-5266207/trump-paris-agreement-biden-climate-change
Robayna, Eduardo (2025) La concentración de CO₂ llega por primera vez hasta las 430 ppm en un día. CLIMATICA https://climatica.coop/record-concentracion-de-co%E2%82%82-4306-ppm/
UCCRNedu (2024) COP, historia completa de la Conferencia de las Partes de la CMNUCC, desde la Cumbre de Río, Kioto y París hasta la COP 27-28 https://www.uccrn.education/what-is-the-cop-conference-of-parties/
Vía Campesina Internacional (2025) Declaración para parar el TFFF ¡ahora! https://viacampesina.org/es/declaracion-para-parar-el-tfff-ahora/