La Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Océano (UNOC3), se realizó en Niza, Francia, durante el 9 al 13 de junio de 2025. Este evento concluyó con una declaración política denominada Nuestro océano, nuestro futuro: unidos para la acción urgente y con 800 compromisos por parte de gobiernos y representantes de la sociedad civil con miras a la protección de los océanos.
Pese a las declaraciones y compromisos, no se logró el objetivo primordial de esta conferencia: la entrada en vigor del Tratado de Alta Mar. Apenas, se obtuvieron 56 ratificaciones de las 60 que eran necesarias para que este tratado pueda ser implementado.

El Tratado de Alta Mar o como formalmente se le conoce Acuerdo relativo a la Diversidad Biológica Marina de las Zonas Situadas Fuera de la Jurisdicción Nacional, busca establecer un marco legal unificado para la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad en las aguas más allá de las jurisdicciones nacionales, que constituyen casi dos tercios de los océanos del planeta.
Aunque el foco principal del evento fue la preservación de los océanos, el papel de los combustibles fósiles lamentablemente no fue incluido como tema crítico a pesar de su relación directa con la degradación de los ecosistemas marinos.
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La extracción y transporte de petróleo implica riesgos de derrames, que destruyen ecosistemas marinos y costeros, con efectos a largo plazo sobre la biodiversidad. Por lo tanto, la protección de los océanos pasa por abordar también la problemática que deja a su paso la dependencia a los combustibles fósiles.