A principios de febrero se suscita en la isla de Margarita una polémica en torno a un proyecto de santuario marino impulsado por una empresa privada dedicada al entretenimiento con delfines en cautiverio y apoyado por el Ministerio de Ecosocialismo. Pescadores se movilizaron para reclamar que esto ponía en peligro el último caladero de pesca con coral virgen en la Isla, apoyados por ciudadanos y ambientalistas que se oponen al uso de los animales como mercancía y entretenimiento particular. Queremos conocer, en la voz experta del profesor Bolaños, sobre los problemas principales que en la actualidad existen en la relación entre los humanos y los delfines; especialmente los relacionados con los llamados parques marinos o delfinarios, donde se realizan actividades turísticas o de la llamada “delfinoterapia”.
El Dr. Jaime Bolaños, es biólogo marino, egresado del Núcleo Nueva Esparta de la Universidad de Oriente, tiene Maestría y Doctorado en Ecología y Pesquerías por la Universidad Veracruzana de México. Fue funcionario del Cuerpo Nacional de Guardafaunas del antiguo Ministerio del Ambiente, hoy Oficina Nacional de Diversidad Biológica, entre 1990 y 1998. Es cofundador y Coordinador del Proyecto Orcas del Caribe (@caribbeanwideorcaproject), en el año 2009. Fue miembro del Grupo de Expertos de las Naciones Unidas que diseñaron el Plan de Acción para la Conservación de los Mamíferos Marinos de la Región del Gran Caribe del Protocolo SPAW del Convenio de Cartagena. Es el diseñador y docente de la asignatura Mastozoología Marina (mamíferos marinos) de la cohorte Nueva Esparta del Postgrado en Ciencias Marinas del Instituto Oceanográfico de Venezuela de la Universidad de Oriente. Y bueno, podríamos seguir detallando el currículum y actividades, pero no tendríamos espacio para la entrevista; lo que sí veo es su importante actividad docente e investigativa.
Primero, quisiéramos una breve opinión sobre lo sucedido en torno al proyecto de santuario que desató la polémica en Nueva Esparta en febrero. Profesor Jaime Bolaños, además de las denuncias hechas por los pescadores y ambientalistas, cuál es su opinión profesional sobre estos delfinarios y parques con mamíferos marinos en cautiverio.
Este tipo de proyectos contradicen la tendencia mundial de las consideraciones del bienestar animal, donde los zoológicos y acuarios se diseñan lo más parecido al entorno natural de las diferentes especies. Los delfines son especies cuyo ciclo vital les exige recorrer diariamente desde decenas a centenares de km y sumergirse a profundidades de 100 m o más. Ninguna instalación artificial les brinda esas condiciones.
Comentas que los delfines recorren esas enormes distancias ¿Es un comportamiento migratorio? ¿El estar confinados en piscinas, por más grandes que sean, significan entonces afectaciones al bienestar de los delfines?
¿Esto les afecta emocional y físicamente?
No, no es movimiento migratorio, son desplazamientos rutinarios dentro de su «ámbito hogareño». Las condiciones de confinamiento en espacios relativamente pequeños para sus necesidades no contribuyen a su bienestar. Eso, unido al condicionamiento con el cual se les entrena para que cumplan tareas, así como la imposibilidad de cumplir con los desplazamientos e inmersiones que efectúan en la naturaleza, les genera un estrés permanente.
¿Qué comportamientos suelen tener para demostrar el estrés o malestar, y cómo suelen reaccionar los «entrenadores» ante esas actitudes?
Se han observado agresiones a otros delfines, así como a entrenadores y clientes. Ha sucedido, pero el público en general no lo sabe. El condicionamiento clásico incluye recompensa- y, en algunos casos, hasta castigo. Los entrenadores los aprenden a conocer y detectan sus estados de ánimo.
Pareciese que los tratan como condenados a presidio o arresto.
Es lo que son, no están en libertad.

Es curioso, entonces, que en todo el mundo las empresas dedicadas a esto, venden a sus clientes la llamada «delfinoterapia». ¿Consideran que estos animales en condiciones emocionales alteradas puedan ayudar a las personas a sentirse mejor y sanar dolencias de diversa índole?
Porque es un negocio. No tengo cifras actuales, pero el costo de un tratamiento puede rondar algunos miles de dólares.
En el comunicado reciente de la Sociedad Venezolana de Ecología, se explican algunas consideraciones sobre la delfinoterapia efectuadas por la neurocientífica y bio-psicóloga Lori Marino. Recomiendo que lo lean para que tengan información sobre el tema y la posición de los expertos: Comunicado Público Sociedad Venezolana de Ecología (SVE), Consejo de Pescadores de Pampatar, Estado Nueva Esparta.
Mi pregunta concreta, porque más allá del tema médico, hay un efecto emocional o placebo que pueda medio funcionar en algunos casos, me refiero al tema de las conexiones emocionales del animal con quienes nadan con ellos, buscando una cura, pero estos se encuentran en estados emocionalmente perturbadores y condicionados.
¿No es como ir a terapia psicológica con un terapeuta que de repente esté trabajando en condiciones de esclavitud y afectado emocionalmente, bajo amenaza? ¿No es incluso contraproducentes?
Completamente de acuerdo contigo. Lamentablemente, para los Tursiops, la curva de su boca semeja una sonrisa con la que la gente se identifica y «cree» que el animal está feliz, independientemente de su estado de ánimo (del delfín). En el caso de las terapias con delfines, los pacientes pueden presentar alguna mejoría después del tratamiento, pero durante el mismo estuvieron sometidos a diferentes estímulos como el viaje, un destino turístico, visitas a la playa, centros comerciales, el resort donde se aloja la familia, etc., de tal manera que no es posible aislar el o los factores que generaron la aparente mejoría. La interacción con los delfines pudo haber influido en la mejoría, pero los estudios clínicos para demostrarlo fallan al no aislar los diferentes estímulos.
Ver también: ¿La Naturaleza como Sujeto de Derechos?: un debate necesario en Venezuela
Y en Venezuela, las empresas dedicadas a este ramo tienen algún estudio al respecto que respalde el tema; o sus proyectos evidencian algo orientado a ese tema.
No conozco estudio alguno al respecto. Hay varios estudios sobre la delfinoterapia publicados en otros países y esos estudios fueron evaluados críticamente por la Dra. Lori Marino y la conclusión principal es que no existen evidencias robustas de que la delfinoterapia genera alguna mejoría en los pacientes especiales. La Dra. Marino ha publicado tres artículos contradiciendo los supuestos hallazgos encontrados por los investigadores de la delfinoterapia y todos ellos han tenido la oportunidad de rebatir las conclusiones. Sin embargo, hasta la fecha, no tengo conocimiento de que lo hayan hecho. Hay que tener en cuenta que, como científicos, nuestros artículos son objeto de juicio crítico por parte de los colegas y, si diferimos en alguna conclusión, tenemos la libertad de utilizar los mismos canales para rebatirlo.
¿Por qué crees que hay poca acción de los Estados o sistemas de justicia para evitar la proliferación de este tipo de instalaciones a nivel mundial?
¿Hay poca información científica al respecto?
No, no es eso. Simplemente, es que cada país tiene su marco regulatorio, que establece si da o no los permisos. Lo que ha pasado en los últimos años es que la presión conservacionista y la presión de las organizaciones de bienestar animal, generan que las autoridades promulguen instrumentos para reglamentar o prohibir el mantenimiento de mamíferos en cautiverio. Eso es lo que ha pasado en varios países.
¿Qué alternativas se puede presentar a quienes les gustaría convivir con delfines, distintas a los métodos actuales que causan sufrimiento y maltrato?
La mejor alternativa para la gente, para las personas que quieran disfrutar de delfines y ballenas, es el ecoturismo de observación de estos animales, precisamente en su medio natural. Muchas personas en todo el mundo tienen la oportunidad de disfrutar de ese espectáculo; en Venezuela, por ejemplo, el ícono referencial es el Parque Nacional Mochima.
Entonces, esa es una actividad que, si se ejerce responsablemente, con respeto a la normativa, con respeto al comportamiento de las especies, con respeto a su espacio; es sustentable. Completamente sustentable. En Mochima hace 30 o 40 años que se está haciendo.
¿Se puede considerar que esta mercantilización o explotación de los animales, se podría mejorar con una educación más orientada a conocer y entender a los animales como iguales a nosotros, romper esa barrera que nos hace creer superiores?
En mi experiencia, estas son decisiones políticas. Implica que las autoridades competentes o las legislaturas promulguen instrumentos legales o reglamentarios para prohibir la actividad y esto suele suceder por las campañas de las organizaciones ambientalistas y de bienestar animal. Hay que tener en cuenta que es un negocio multimillonario, por lo cual hay situaciones donde los intereses económicos llegan a estar por encima de las necesidades ecológicas.
A largo plazo, la educación para entender a los animales y compenetrarse mejor y respetarlos, podría funcionar, pero en países que no tienen esa conciencia ciudadana, el proceso de lograr el cambio de actitud de la ciudadanía pudiera durar décadas.
Hay que tener en cuenta que, a nivel mundial, esta industria tiene una enorme capacidad para generar campañas publicitarias y de convencimiento del público.