Por Erick Camargo
Este sábado 2 de octubre se celebra el Día Interamericano del Agua. En 1992, durante el XXIII Congreso Interamericano de AIDIS (Asociación Interamericana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental), se decidió que cada primer sábado del mes de octubre se conmemorara el Día Interamericano del Agua, debido a la urgente necesidad de sensibilizar y educar a los habitantes del continente la importancia crucial de esta sustancia para la salud y la vida en general. Asimismo, esta efeméride insta a los gobiernos y otras entidades a tomar acciones para “la mejora de las condiciones sanitarias, el acceso universal al agua segura y al saneamiento y calidad de los servicios”.
Situación de la calidad y acceso del agua en Venezuela
Consideramos importante realizar un breve recorrido sobre la grave situación del agua en Venezuela y las condiciones de la misma, con el objetivo de tomar conciencia de la precariedad del más vital de los elementos naturales, y necesario para el mantenimiento de la vida de todas las especies. Por eso creemos que es fundamental ver el agua más allá del grifo y del consumo inmediato humano, sino de toda la interrelación de vida que ella representa y crea.
El acceso al agua por parte de la población venezolana se viene reduciendo constantemente y las cifras son alarmantes, sobre todo si se considera que estamos en medio de una pandemia, en la cual el lavado de manos, superficies y mantener la higiene corporal es fundamental. Un reporte de El Diario nos indica que de acuerdo al Observatorio Venezolano de Servicios Públicos el 75,1% de los venezolanos sufren de algún tipo de interrupción en su suministro de agua; dejando apenas el 24,1% con un suministro constante de agua, por lo general los sectores más pudientes y acomodados. De estas cifras desmenuzadas se detalla que el 6,2% de la población no posee acceso al suministro de agua, el 15% apenas recibe el agua una vez en períodos que pueden ir de uno a tres meses y un 6,8% una quincenalmente; es decir en un período de 15 días al menos un 28% de la población nacional no tiene suministro de agua.
Aunado al hecho de no acceder de manera regular al servicio del agua, la población venezolana, recibe el agua contaminada y muchas veces no apta para consumo. Recientemente, se ha reportado un brote de salmonelosis, en el estado Anzoátegui, donde al menos 500 personas han sido afectadas por consumir agua contaminada.
Ver también: Brote de salmonelosis en el estado Anzoátegui
En otra entidad, en este caso Monagas, específicamente en el casco central de Maturín pobladores han denunciado que el agua llega a sus hogares sin ser tratada de manera adecuada, y muchas veces esta viene con residuos de hidrocarburos, lo cual supone un grave peligro para la salud de las personas.
A esta problemática se le debe sumar la situación de las aguas servidas, que en Venezuela en su enorme mayoría son vertidas sin tratamiento al ambiente; según Vitalis apenas el 25% de las aguas reciben tratamiento antes de ser devueltas; teniendo en la ciudad de Caracas, la más grande, apenas dos plantas de tratamiento, una experimental en la UCV y otra en la zona industrial de Los Cortijos la cual es propiedad de Empresas Polar. Esta situación se traduce en una cada vez mayor contaminación de ríos y otros cuerpos de agua como los lagos; afectando la vida acuática y de sus alrededores. Así podemos ver los elevados índices de contaminación en el Lago de Maracaibo, bastante afectado por la salinización, eutrofización, derrames petroleros y aguas negras vertidas; y en el Lago de Valencia las cuales son trasvasadas a otras cuencas que suministran agua potable a Caracas o caen al Orinoco, los más grandes e importantes del país.
Ver También: El trasvase de las aguas del Lago de Valencia.
Otras cuencas se ven gravemente amenazadas por la minería y actividades extractivas, tales como la del Socuy, El Limón y Guasare en el estado Zulia, pudiendo dejar sin agua todo el norte y oriente de la misma entidad federal. Otro caso es el observado al sur del Orinoco, donde el Arco Minero y las actividades “artesanales” e ilegales van degradando las sub-cuencas más importantes del río Caura, Caroní y Paragua; así como la cuenca del Cuyuní y Yuruari; siendo estos los principales ríos del país y la mayor reserva de agua dulce en Venezuela; rodeados de la región mega diversa del país.
De allí que sea necesario pensar, reflexionar y educar el agua; más allá del grifo. ¿De dónde viene el agua de los hogares? ¿A dónde va luego de utilizarla? ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo garantizamos un consumo eficiente, transporte y tratamiento adecuado del agua que consumimos? ¿El agua es un recurso o un elemento más allá del simple uso y consumo?
Son preguntas obligatorias que debemos hacer para abordar un uso más adecuado al agua sin amenazar nuestra propia vida, garantizando un buen vivir para todas las personas y todas las formas de vida que dependemos de ella.