Autores: Elsa Gabriela Rodríguez con colaboración de Diego Griffon
La relación del ser humano con la naturaleza es compleja, a veces conflictiva y en muchos casos se manifiesta como miedo y odio irracional a la otredad. Deseamos que desaparezca lo que no entendemos, preferimos exterminarlo antes que comprenderlo …mejor acabarlo de raíz. No solemos manejar en nuestras opciones el escenario de la convivencia, preferimos la aniquilación. Todos estos elementos estuvieron presentes en un reciente episodio, en el cual un niño tuvo una reacción alérgica, al entrar en contacto con una oruga urticante en un club privado de la ciudad de Caracas.
Capítulo I El desconocimiento y el pánico colectivo
Tras el incidente, alguien sin conocimientos profesionales en el tema, señaló que la oruga en cuestión era sin duda del género Lonomia (cuyas especies se caracterizan por ser altamente tóxicas y que en algunos casos pueden producir la muerte de quienes las tocan). Así, de forma similar quien intenta obtener un diagnóstico médico por internet y luego entra en pánico, en vez de acudir a un especialista, un ciudadano generó sin quererlo una historia plagada de bulos, que encontró en las redes sociales (y en las cadenas de Whatsapp) una caja de resonancia para expandir el miedo y sin duda, la ignorancia sobre el tema.
Caracas: Alertan que invade la ciudad el temido “gusano de la muerte” via @venprensa https://t.co/rdrOTD5lRq
— Venezolana de Prensa (@VENPRENSA) August 10, 2023
Capítulo II Muerte a la naturaleza
Con una velocidad increíble el pánico se propagó y las personas sintieron pavor ante el inminente peligro causado por los “gusanos mortales” que invadieron la ciudad. La ciudad también se llenó de improvisados expertos en gusanos que azuzaron el terror, advirtiendo: ¡cuidense de un encuentro con esa peligrosa larva, es la cuarta más letal del mundo! Mensajes iban y venían …hay que fumigar …cortemos los árboles donde están las orugas. Algunos oportunistas (de empresas de control de plagas) intentaron aprovechar el evento para ganar dinero (y de paso infundir más miedo), otros incluso llamaron irresponsables a profesionales expertos que intentaron calmar los ánimos. La única solución ante este problema era eliminar, aniquilar, matar al insecto …destruir la naturaleza.

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Capítulo II Paremos la cacería de brujas (perdón de orugas)
Los profesionales de la entomología (quienes estudian los insectos) alzaron su voz ante esta cacería de brujas. Explicaron que la oruga en cuestión no era del género Lonomia, sino Dirphia. Resulta que el “abominable gusano” siempre ha convivido con nosotros, además no es mortal, simplemente urticante. Aunque (como advirtieron expertos), quienes los toquen y luego se sientan mal (más allá de irritación en la piel) deben buscar asistencia médica.
Desde las cuentas de las redes sociales del Museo del Instituto de Zoología Agrícola “Francisco Fernández Yépez” (MIZA) de la UCV, se mostró que la opción no es aniquilar a la larva. Nos enseñaron desde el amor (no desde el miedo) a poner atención a la naturaleza, a conocer las señales que esta nos brinda. Seamos precavidos, un insecto de colores llamativos y pelos estrambóticos nos está mandando un mensaje claro: no me toques. Dicho sea de paso, estos mensajes suelen ser una buena advertencia, ya que estas características muchas veces acompañan a organismos tóxicos o venenosos.
Es de tomar en cuenta que la entomología o en términos más generales la taxonomía, se estudia y requiere de esfuerzo y dedicación. Sus conocimientos son mucho más profundos de los que se pueden obtener en una búsqueda rápida en google o con alguna aplicación de teléfono. Debemos reflexionar sobre a quiénes buscamos para informarnos, sobre todo en una época en la cual la desinformación está a la orden del día.
La incorrecta identificación de las larvas que están siendo reportadas en Caracas nos debe hacer reflexionar que identificar organismos puede ser complejo y que se necesita experticia para hacerlo. Una identificación incorrecta puede traer serias consecuencias.
— MIZA-UCV (@MIZAUCV) August 10, 2023
Foto: Dirphia sp. pic.twitter.com/OWSxArd1B7
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Capítulo IV La relación sociedad-naturaleza
Esta historia también muestra elementos más profundos, como el desdén que muchos seres humanos expresan hacia la naturaleza. Esto es una manifestación tangible de algo subyace en nuestra sociedad: creemos ilusoriamente que estamos separados del resto de la naturaleza, que no dependemos de ella. Es de hacer notar también, la incongruencia de sentir pánico por la larva de una mariposa, pero no ante la actual y evidente situación de crisis climática, que sí supone un riesgo existencial para la humanidad. Crisis que es mostrada continuamente en los medios de comunicación y que de hecho, experimentamos en nuestro dia a dia. Pero que paradójicamente no logra generar tanto interés en las redes sociales.