La Laguna de Píritu es uno de los ejemplos de lagunas albuferas venezolanas, siendo de los ecosistemas de humedales más representativos de nuestras costas. Localizada cerca de Barcelona en las costas del estado Anzoátegui, hoy está en la mira mediática por las constantes denuncias que desde diciembre de 2021 y enero de 2022 alertan de su degradación y como la misma se está secando.
Así reseñó el portal Punto de Corte los primeros días de este año, según el cual el alcalde del municipio Peñalver, donde se encuentra la laguna, se reunió con el Consejo de Pescadores Cruz Guarache, el Frente de Pescadores, funcionarios del Instituto Nacional de Espacios Acuáticos (INEA) el Instituto de Parques de Venezuela (Inparques) para conocer el problema de la laguna; y así, presuntamente, plantear una solución definitiva. En la noticia se informa que se utilizó una maquinaria para dragar la boca de la laguna, trabajo que quedó inconcluso, que dejó un cerro de arena que impide la pesca artesanal practicada por los pobladores de la región.
Así mismo el medio digital La Patilla, hace referencia a la enorme cantidad de peces muertos en las aguas de la laguna por falta de oxigenación y sedimentación. Esta noticia a la vez enfatiza en la exigencia de los pescadores del cierre de la camaronera como la principal causante del deterioro medioambiental de la laguna; quien obstruye las entradas de agua dulce a la laguna, no siendo este el primer caso de muerte masiva de la fauna lacustre.
Noticostas Venezuela por otro lado ha presentado un reportaje bastante completo sobre la situación de la Laguna, en la que señalan la fuerte sequía que ha vivido la región, que no se amortigua con las estaciones de lluvia, cortas e intensas. Son diversos problemas los que afectan la laguna, desde acumulación de basura, sedimentación, tala y degradación de los manglares, falta de dragado de la boca de la laguna, señalando al Gobierno Nacional como uno de los principales responsables, debido a su evidente desidia y desinterés para atender los problemas de la región. Este reportaje de principios de este mes señala que los directores del Consejo de Pescadores Cruz Guarache han insistido ante INSOPESCA y su directora regional, Mónica Drago, al gobierno regional y el gobierno nacional; sin que se les diera respuesta e incluso señalan ser ignorados totalmente. Indican que sin el dragado de la boca de la laguna, no entra el oxígeno suficiente para que la fauna marina pueda prosperar y que ante la desaparición operativa del antiguo Instituto Nacional de Canalización, ningún organismo o institución se ha encargado de cubrir las tareas encargadas de este.
Ante la grave situación, la cantidad de peces muertos y la preocupación de los pescadores, con ayuda del alcalde, luego de la reunión referida, el 24 de enero se realizó una apertura improvisada y temporal con herramientas de mano. Pero por otro lado está el efecto que la industria camaronera ha generado en la Laguna, al desviar los caños provenientes del río Unare, que alimentaban la laguna, la han privado de su fuente natural de agua permitiendo que el proceso de evaporación sea más elevado que la recuperación natural de su nivel de agua, acelerando el secado de la albufera. La empresa Aguamarina la Costa ha bloqueado, como se ha indicado varias veces, las fuentes de agua, pero también ha incidido en la dispersión del camarón Tigre Coreano decretado como invasor por la FAO,y que está empezando a desplazar al camarón autóctono. Sumado a esto, la empresa ha procurado criminalizar la pesca de camarón de forma artesanal, que le haría competencia comercial, con el apoyo de la policía municipal y los tribunales, acusándolos de “apropiación indebida de camarones”.
Así se vincula al Estado, impasible ante la degradación de la laguna, que no toma las medidas adecuada ni fiscaliza a la empresa que afecta el ecosistema de la misma; pero que a la vez persigue a los pescadores locales, que en su actividad de atrapar camarones silvestres son perseguidos para favorecer comercialmente a la principal fuente de deterioro de la albufera. Los pescadores además señalan que la empresa cuenta con la protección de autoridades militares y del Gobierno Nacional, lo que explicaría su indolencia y silencio ante la destrucción de la Laguna; pero que además Aguamarina de la Costa ha venido cercando espacios naturales, para evitar que los pescadores accedan a los mismos y así ahuyentarlos.
Por otro lado, ambientalistas y académicos señalan que el problema es mucho más complejo y requiere la realización de estudios, proyectos y obras de ingeniería hidráulica y marítima, para llevar a una solución, pues el propio asentamiento y expansión del pueblo de Puerto Píritu, afecta los proceso naturales de la laguna; entre ellos el aumento de las basuras y contaminación de sus aguas por parte de la gran población que vive en sus alrededores. Ya en el año 2016 se había emitido un informe sobre la precaria situación de la misma,en la que señalan que hay disminución en las corrientes de agua principales que alimentan la laguna, gracias a la construcción de 12 obras hidráulicas; el aumento de los sedimentos, relacionado con la mayor actividad de talas y quemas en los alrededores; la disminución en las crecidas del río Unare; consideran además que la camaronera, en ese momento, no era causante de la degradación, lo que se contrapone con su actual acción de bloqueo de caños y persecución de pescadores.Lo que se evidencia actualmente es un conflicto por el uso de la laguna, por un lado están los pescadores que viven de ella y la pesca artesanal, la cual es de bajo impacto y así se debería mantener; por otro lado está la empresa camaronera, que para maximizar sus ganancias persigue la pesca artesanal y ante la disminución de caudales de agua, priva a la laguna de su alimentación para sostener sus beneficios económicos de forma temporal. Por otro lado, vemos como la actividad agropecuaria y las necesidades de agua en regiones tan lejanas como Zaraza o El Tigre, pueden afectar a la laguna, ante la necesidad de los embalses en la cuenca del Unare para el consumo humano, así como las talas y quemas en las cabeceras de los ríos de la cuenca y alrededores de la alguna que disminuyen aún más los caudales y aceleran la erosión, respectivamente. Es un tema con muchas aristas que debe ser abordado de forma integral y exigirnos un replanteamiento de las formas de vida y de producción, si queremos salvar la laguna y la vida de los habitantes de Puerto Píritu, quienes además deben comprometerse en cambiar la gestión de sus desechos y deposiciones para mantener viva la Laguna..