El estado Portuguesa ha sido considerado el ‘granero de Venezuela’, debido a su notable producción agrícola, en comparación con el resto de los estados del país; al mismo tiempo, se caracteriza por ser una de las regiones con mayores niveles de organización campesina. La actividad industrial de plantaciones de pino y eucalipto han tenido una importante presencia en tierras venezolanas, principalmente en la región oriental (estados Anzoátegui y Monagas) y en segundo lugar en los llanos occidentales (estados Guárico, Portuguesa, Yaracuy, Cojedes y Lara).
El eucalipto es la segunda plantación forestal en términos de producción en Venezuela y el estado Portuguesa es el tercer estado con mayor producción acumulada (Minea, 2015).
La empresa irlandesa Smurfit, una de las más importantes corporaciones transnacionales del mundo en lo que respecta a la producción de papel y cartones, ha desarrollado en el occidente del país miles de hectáreas plantadas con eucalipto, pino y melina, teniendo mayor presencia en Portuguesa, donde posee una división forestal. Sus operaciones han generado severas repercusiones territoriales en la medida en que han afectado y limitado el acceso a la tierra y las fuentes de alimento de las comunidades campesinas locales; han impactado negativamente en los acuíferos de la zona, en la flora y fauna; han llegado intervenir y deforestar ilegalmente en los bosques nativos; y han generado violaciones de los derechos de los campesinos en sus territorios; entre otros efectos (AVN, 2011b). Tienen además actuaciones polémicas en otras partes del mundo, como los Estados Unidos (Ohio y Oregon), Colombia y la propia Irlanda (Amigransa, 2004).
El conflicto detona en 1997, cuando Smurfit adquiere la hacienda ‘La Productora’ para la plantación de eucalipto, misma que había estado dedicada anteriormente a la producción agrícola y la cría de ganado, y que las comunidades campesinas de Morador y Tierra Buena esperaban que se les adjudicara. La entrada de Smurfit en esa finca supuso una serie de impactos directos que provocaron la respuesta no sólo de los pobladores locales, sino también de grupos ambientalistas, organizaciones religiosas, estudiantes y organizaciones internacionales, los cuales se movilizaron y comenzaron a plantar resistencia mediante diferentes métodos. Los niveles de la confrontación con la empresa llegaron a altos grados de intensidad.
Las luchas de los grupos campesinos de comunidades del municipio Ospino se mantuvieron en el tiempo, y la empresa no logró doblegarlos. Con la llegada de Hugo Chávez a la presidencia de la Republica en 1999, los movimientos campesinos ven una posibilidad de que sus demandas sean atendidas. En este sentido, y a raíz de las presiones y movilizaciones de estos pobladores locales y las organizaciones aliadas con sus luchas, se van desarrollando posiciones cada vez más cercanas del Gobierno nacional con esta causa. Todo este proceso deviene en un período de expropiaciones a la empresa Smurfit que se inicia en 2007, incluyendo la hacienda La Productora, que sería otorgada a los campesinos para el desarrollo de proyectos agroproductivos en el marco del proyecto del Socialismo del Siglo XXI.
La recuperación y entrega de tierras a campesinos organizados ha implicado logros para los movimientos de justicia ambiental y social. Por otro lado, continúan produciéndose ocupaciones de estos productores locales para recuperar nuevas tierras en posesión de la empresa. Sin embargo, persisten otras plantaciones de eucalipto de Smurfit en Portuguesa, al tiempo que severos obstáculos y dilaciones se han presentado en términos de la conclusión de la titulación y regularización de la tenencia de la tierra, el avance de los proyectos agroproductivos y la atención a la demanda de recuperación de nuevas tierras.
El contexto actual de crisis en Venezuela plantea grandes obstáculos para las luchas actuales de los campesinos. Este conflicto es el reflejo de la incompatibilidad de dos modelos productivos: el del agronegocio de monocultivos a gran escala y el campesino diverso y a pequeña y mediana escala (WRM, 2009).
