En el estado Lara, municipio Torres, parroquia Las Mercedes, al sur de Carora, en el cerro El Plan se habría iniciado la explotación de sílice a cielo abierto, poniendo en riesgo las naciente de las principales fuentes de agua que alimentan el embalse Los Quediches, uno de los reservorios de agua más importantes de la región árida de Lara. Así como en Caracas el gobierno pone en grave riesgo el cerro Ávila, en Lara se otorgan permisos para destruir una montaña vital para el suministro de la escasa y valiosa agua de la mitad de este estado.
Desde que se supo hace varios años de los planes de explotación del yacimiento de sílice, los vecinos, agricultores y demás habitantes de la parroquia han denunciado y movilizado a fin de evitar que se ejecute este proyecto extractivo.
En junio de 2017 se publicó un documento de oposición, con razones legales y técnicas a la explotación de sílice en el cerro El Plan; el cual fue introducido ante la Fiscalía 23 en lo ambiental. Ese mismo año se publicó un extenso documento técnico, de estudio de impacto socio-ambiental de la ejecución de este proyecto minero, en el cual se detallan las condiciones ambientales de la parroquia, especialmente el sector cercano a la montaña susceptible a ser afectada, así como los efectos que causaría dicha explotación. Sin embargo las autoridades políticas permanecen sordas ante las demandas exigidas por los pobladores.
Ver También: Habitantes de Carora protestan contra minería de sílice en el Cerro El Plan.
Los pobladores sin embargo siguieron movilizándose e introduciendo comunicados en la prensa y oficinas gubernamentales, siendo escuchados en 2019 por la Asamblea Nacional, que en su Comisión de Ambiente, Recursos Naturales y Cambio Climático, resolvió trasladarse al municipio Torres en febrero de 2020. Así elaboraron un informe luego de varias asambleas de ciudadanos, inspección de las aguas y de los terrenos aledaños a la montaña, en el cual corroboraron el riesgo grave en que se encuentra el embalse, los ríos y los terrenos, así como la salud de miles de venezolanos y el peligro de un impacto negativo irreversible en la montaña. La comisión recomendó la paralización absoluta de toda actividad minera por el riesgo que causaba a los ríos y las fuentes de agua, especialmente en esa zona semiárida y en proceso de desertificación a causa de los efectos del cambio climático.
Este año del 2021 la Comisión Técnica Municipal de Agua volvió a realizar un estudio de impacto en el cual se confirmaron los graves problemas que produce la minería de sílice en el cerro el plan y el riesgo sobre los ríos y el embalse Los Quediches. Los pobladores intentaron en agosto la introducción de un recurso administrativo ante el MINEC para pedir la revocación de la autorización para explotar la montaña a la empresa INESCO S.R.L. Los pobladores de la región alertan igualmente que no sólo Los Quediches estaría en riesgo, sino el embalse, ya mermado, de Agua Viva podría perder su abastecimiento del río Bonilla.

Ver También: Movimiento social torrense «Salvemos El embalse Los Quediches» planificó actividades en defensa del cerro El Plan.
A principios de octubre recibimos la noticia del inicio de la explotación minera publicada en el Diario El Informante, pese a todos los esfuerzos legales y sociales que han venido realizando los vecinos, que no ven ya otro recurso que intentar ante el TSJ e instancias internacionales para poder detener la destrucción de su montaña y fuente de agua principal que alimenta a más de 400 mil familias. Aunque la explotación no ha iniciado propiamente dicha, los informes de los vecinos del sector y de la prensa local, indican que ya se abrió la carretera principal y se está introduciendo la maquinaría necesaria para las operaciones mineras.
En el sector Calicanto ya los vecinos se han reunido para protestar por la falta de agua, la cual observan que se verá agravada con la explotación de sílice. Explican que durante dos meses los trabajadores de la empresa INESCO prepararon la carretera para la salida del mineral. Los pobladores se mantienen preocupados ante la destrucción de su entorno, mientras otros mantienen la esperanza en sostener la lucha para evitar la catástrofe. Incluso utilizan el ejemplo de las Minas de Monay para ejemplarizar como se destruyen las montañas para obtener un escaso rendimiento económico, se dejan las poblaciones cercanas en la precariedad, sin agua y no se repara el daño realizado.
