Prensa OEP
Imágenes de Francisco Rincón
De acuerdo con información publicada este 1 de noviembre por el medio digital Mediosur, pescadores del Municipio San Francisco en el estado Zulia calculan que hay más de 15 kilómetros lineales de petróleo derramado que afecta la costa del Lago de Maracaibo, tanto ambientalmente como en la economía de las comunidades de la región. Denuncian la desaparición de diversas especies y la pérdida de al menos 1800 empleos como consecuencia de los constantes derrames petroleros en la zona.
“En lo que va de años van más de 20 derrames de petróleo, gasoil o gasolina. Todos los años, como hasta el 2013, las instituciones hacían un saneamiento de objetos flotantes (recogían la basura), pero ni más. Hace poco nos metimos por aquí (entre unas gabarras) a sacar basura y las culebras nos iban a matar. El petróleo también acabó con unos 30 o 40 pescadores bolapie, que eran los que pescaban en la orilla a remo y se ponían el chinchorro en el pie. Enterró los cayuquitos y ahora están pasando hambre y muriendo en la miseria”, relató el vocero Luzardo, vocero principal de los Consejos Nacionales de Pescadores, Pescadoras y Acuicultores (Conppa) del Sur.
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Según los testimonios presentados, la parroquia El Bajo es una de las más afectadas por los derrames, siendo las zonas y comunidades aledañas a la Refinería Bajo Grande de Petróleos de Venezuela (PDVSA) las más gravemente impactadas. El petróleo cubre completamente la arena, rocas, las plantas y al aglutinarse en la costa mata las especies de la zona.
Los pescadores denuncian que no sólo los derrames han afectado toda la actividad económica de la zona, sino más gravemente aún la salud de las comunidades, así como todo el ecosistema local.
“Sufrimos ronchas en la piel. Los camarones y pescados salen con petróleo y saben a gasoil o a gasolina. Nuestra dieta en cantidad y calidad está gravemente afectada. Antes si no pescaban bastante como para vender al menos nos alcanzaba para comer en la casa, pero cada vez es menos y a veces nada. Estas orillas también eran un lugar para el esparcimiento familiar y ahora el agua está verde y full de petróleo. Hemos perdido casi todo”, lamentó María Rodríguez, habitante de la localidad.
“Antes, la gente comía 3 o 4 veces a diario, pero me atrevo a decir que ahorita un 60 % de las personas comen una sola vez al día”, resumió Luzardo, líder de los Conppa.
El punto más crítico impactado por los derrames de petróleo y químicos está en las inmediaciones de la antigua cochinera y en la parte trasera del Club Bajo Grande, donde lo que era antes una bloquera, pescadería, camaronera y aserradero pujante, hoy es un lugar en ruinas y solitario, debido a que los pescadores ni siquiera pueden entrar al lago caminando o en sus embarcaciones por “el gran pantano de petróleo al que no entra ni una piedra”.
Los pescadores afectados explicaron a Mediosur que las tuberías petroleras en el lago tienen entre 40 y 60 años, por lo que ya excedieron su vida útil y no se les hace mantenimiento preventivo, las mismas bombean gasolina con plomo, gasoil y petróleo, y al estar rotas derraman hidrocarburos en las costas del Lago.
“Hace como dos años vino una lancha de PDVSA y puso unas grapas en las tuberías, pero al otro día estaban como si no hubiesen puesto nada. Prácticamente, desde el 2013 no viene nadie para acá. No existimos para la gobernación, la alcaldía, PDVSA, el Ministerio de Petróleo o cualquier otra institución. Esto da dolor”, aseguró José Luzardo.
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El alto costo socioambiental de PDVSA en el Lago
Los pescadores indican que según sus estimaciones más de 15 kilómetros lineales de petróleo, con un ancho de entre 20 y 30 metros y un grosor de 70 centímetros aproximadamente, cubren la costa, afectando especies claves para la economía local como carpetas, armadillos, bagres, lisa, lebranche, mero y el cangrejo orillero, así como el camarón, que desparecieron de la zona.
“Entre la 1:00 y las 3:30 de la tarde ese petróleo está casi hirviendo. El que se meta sufre quemaduras de tercer grado. Te pela como un pollo. Eso bota humo, es inflamable y se crea una especie de vapor”, dijo un vecino conocido como “El Negro”. pic.twitter.com/haAzeMiRK7
— Mediosur (@MedioSurVe) November 2, 2020
Solo en El Bajo, al menos 1.800 empleos directos e indirectos desaparecieron casi en su totalidad por los derrames petroleros y el olvido del Estado.
También denuncian los pescadores haber perdido más de 100 pacas de chinchorros (equivalente a 5 mil metros lineales de redes), más de 50 pacas de mandingas de camarones, balsas, cayucos, ropa y motores.
De igual forma alertan que los derrames han afectado a otras especies de la zona, como pelicanos, garzas y toninas del lago. Vacas, becerros y caballos entraron al agua y no salieron nunca más porque quedaron atrapados en el hidrocarburo.
“Entre la 1:00 y las 3:30 de la tarde ese petróleo está casi hirviendo. El que se meta sufre quemaduras de tercer grado. Te pela como un pollo. Eso bota humo, es inflamable y se crea una especie de vapor”, dijo un vecino conocido como “El Negro”.
Los pescadores argumentan que han intentado por diversas vías que PDVSA asuma su responsabilidad socioambiental con la región y las comunidades, sin lograr hasta el momento ser atendidos de manera oportuna. Han participado en asambleas con el Instituto Socialista de la Pesca y Acuicultura (Insopesca) y con representantes de la Refinería Bajo Grande, pero nadie soluciona.
Ellos mismos se ofrecen a recoger el petróleo, pero necesitan maquinaria como retroexcavadoras y 5 o 6 volteos, herramientas y logística. También, solicitan préstamos o créditos para reponer las embarcaciones, redes, ropa y motores que perdieron.