Trump contra la Naturaleza. Señales del colapso civilizatorio

febrero 11, 2025

 La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ya se vaticinaba como un terremoto político que erosionaría la democracia norteamericana, pero también que haría tambalear las precarias regulaciones y políticas ambientales tanto de ese país, como las exiguas diseñadas a nivel internacional. Medidas que ya se han empezado a aplicar, que no solamente impactarán el continente americano, sino a todo el planeta; pero, además, tendrán eco y repercusiones políticas en el resto del mundo. El plan parece, acelerar la crisis ambiental y la destrucción del planeta.

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Por segunda vez en una década Estados Unidos abandona el Acuerdo de París, poniendo nuevamente al principal causante del Cambio Climático por fuera del plan para limitar el calentamiento por encima de los 1,5° centígrados y evitar los 2° centígrados de aumento; lo que ya es una meta difícil de cumplir ante las pocas medidas tomadas, que el gobierno negacionista considera “radicales”. Esto viene acompañado de las promesas de aumentar la exploración, producción y consumo de hidrocarburos, para acelerar la crisis climática.

Parece creer que las consecuencias de sus acciones no afectarán el que el mismo y sus seguidores consideran el principal problema de su país, la migración masiva. Problemática que puede verse aumentada con las consecuencias cada vez más agudas del cambio climático, que serán especialmente más fuerte en las zonas intertropicales, punto de origen de la mayoría de los migrantes en el país del norte.

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La protección ambiental interna, un estorbo

Además de la salida del Acuerdo de París, la política trumpista con órdenes ejecutivas se orienta a erosionar las regulaciones de protección de especies en peligro y espacios naturales protegidos, a fin de aumentar la exploración y explotación de hidrocarburos. Para este grupo político, las medidas están orientadas a “liberar la energía” en búsqueda de “prosperidad”, o mejor dicho, incrementar las problemáticas ambientales en favor de aumentar las ganancias a los empresarios petroleros. Uno suele preguntarse ante estas medidas, si esta gente puede conciliar el sueño.

La orden tiene como objetivo revertir las prohibiciones a la perforación en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico y las aguas costeras, restricciones impuestas por el presidente predecesor, Joe Biden. También se quiere revertir la protección a la muerte de aves ocurridas por derrames petroleros, producto de pozos mineros y colisiones contra edificios. Noah Greenwald, experto del Centro para la Diversidad Biológica, afirmó que “Si bien las especies en peligro disminuyen y desaparecen en todo Estados Unidos, esta orden avivará las llamas de la crisis de extinción».

Ataque a la ciencia y cooperación internacional

Gravísimo también es el ataque dirigido a la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOOA) por parte del extraoficial Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) dirigido por el excéntrico sudafricano Elon Musk. En The Guardian se reporta que miembros de “DOGE” han intervenido en la agencia, recortado personal y presupuesto; algo que viene sucediendo en otras instituciones, por encima de los controles legales y sin freno por parte del Congreso.

De acuerdo a Musk y su departamento, la idea es recortar y minimizar la agencia, la cual consideran enemiga de la prosperidad norteamericana, por ser productora de importantes datos científicos referidos al clima mundial y de ese país. La NOOA ha sido pilar para la construcción de modelos climáticos a futuro y con sus datos se ha podido hacer un seguimiento minucioso de los cambios que ha sufrido el clima producto de la acción humana. Ahora, esta organización, vista como enemiga política de los planes norteamericanos incluidos en el Proyecto 2025, es atacada y desmantelada.

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Entre los objetivos de la intervención está privar el acceso público a la información de la NOOA, entregarlo a empresas privadas para que lo conviertan en productos mercadeables, como la predicción del tiempo. Nada que ver con permitir el estudio del clima como un complejo sistema global y permitir auditorías públicas de dichos datos. Además, los empleados de la agencia denuncian que han recibido órdenes de cesar la comunicación con otros organismos y centros científicos internacionales; lo que pone en riesgo la modelización global del clima, al carecer de los importantes datos aportados por Estados Unidos. La climatóloga estadounidense Katharine Hayhoe alerta sobre esta medida, recordando, que al parecer estos políticos no se enteraron, la atmosfera no tiene fronteras ni las reconoce; y hace falta la información de todo el mundo.

Peligro para el futuro

Estas medidas son un enorme peligro para el futuro, pues ya no se trata de gobiernos que no toman medida ante la crisis ambiental y climática; ahora es una guerra contra toda la capacidad científica y humana para estudiar y entender la problemática, así como contra las medidas de mitigación y disminución de la crisis climática y sus consecuencias. Las futuras generaciones tendrán que lidiar con estas medidas, luego que sus promotores no existan y no puedan rendir cuentas de sus decisiones ante estos. Parece que, esta responsabilidad ante las personas que seguirán estando en el planeta, genera más bien una sensación de irresponsabilidad ante quienes en su egoísmo solo buscan el beneficio propio, incluso cuando eso ponga en peligro su propia visión del mundo.

Si es seguro que estamos viviendo un punto de inflexión en la historia, la civilización como la conocemos está pasando por una coyuntura que dejará cambios profundos, para bien o mal, que exigirán la movilización de las personas, en la pugna contra los intereses particulares que pretenden acaparar para sí la vida y los medios que la sostienen. 

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Tocará pugnar por mayor cooperación internacional, seguir haciendo entender que los problemas que afrontamos no conocen fronteras, la naturaleza no tiene límites ni ideologías políticas. Pero también resistir y prepararse para enfrentar estas políticas, que seguramente serán imitadas por otros políticos negacionistas o simplemente copiadores por ideología, si queremos garantizarle esperanza en el futuro a quienes hoy apenas empiezan a dar sus primeros pasos en la vida.

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