2073: Una advertencia sobre el mundo sombrío que se está configurando en la actualidad

febrero 17, 2025

En septiembre de 2024, en el marco del Festival Internacional de Cine de Venecia, fue presentado fuera de competencia el film 2073, dirigido por Asif Kapadia (Reino Unido), protagonizado por Samantha Morton, Naomi Ackie, Hector Hewer y con guion de Asif Kapadia y Tony Grisoni. Proyectada nuevamente en el Festival de Cine de Londres, realizado en octubre, esta película, inspirada en La Jetée (1962) del cineasta francés Christian François Bouche-Vllleneuve (mejor conocido como Chris Marker) y con guiños a Stalker (1979) del ruso Andrei Tarkovsky, ofrece un comentario altamente inquietante sobre el mundo actual…y el de mañana.

Sinopsis: estamos en 2073, 37 años después del “evento” (¿ecológico, político, bélico, económico, pandémico, todos ellos a la vez?) que cambio al mundo, y los peores temores de la vida moderna se han hecho realidad. Los árboles arden o están ya achicharrados, parece haber más basura que agua en las olas y la tierra luce árida hasta donde alcanza el ojo.  Los drones de vigilancia cubren el cielo anaranjado de Nuevo San Francisco, distópica capital de los Estados Unidos, en plan de reconocimiento facial para detectar y arrestar a quienes el Estado considera indeseables. La policía militarizada recorre las calles devastadas, mientras que los sobrevivientes se esconden bajo tierra, luchando con la esperanza de una existencia libre. Samantha Morton, dos veces nominada a los Óscar en America, Sweet and Lowdown y Minority Report, encarna una sobreviviente asediada por visiones de pesadilla del pasado, un pasado que se encuentra en nuestro presente, visualizado a través de imágenes contemporáneas que conectan las crisis mundiales del autoritarismo de hoy, la gran tecnología desbocada (en particular la acechante amenaza de la inteligencia artificial), las desigualdades y el cambio climático global. Esa mujer llamada Ghost vive en las entrañas de un centro comercial abandonado, en medio del aire enrarecido, tratando de pasar desapercibida al radar gubernamental, sintiendo nostalgia por las historias de tiempos anteriores que su abuela le contaba antes de que fascistas, oligarcas y tecno plutócratas asumieran el control global dejando al mundo destrozado. Con la voz en off, porque el personaje es mudo, Ghost explica que hubo un generalizado evento apocalíptico que dio al traste con la vida estadounidense décadas antes.

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Los sobrevivientes se mueven entre los malls y los botaderos de desechos en busca de suministros, mientras la clase gobernante vive confortablemente por encima de la nube anaranjada, rodeada de cielos despejados, luz solar y obras de arte de alto valor. Hay vigilancia en cada rincón y la democracia es considerada una ofensa punible con la cárcel o algo peor. Una noticia de última hora declara que la presidenta Trump cumple 30 años en el poder, al tiempo que se muestra una foto actual de Ivana Trump y Jared Kushner.

Hay dos opciones que enfrenta un cineasta en un mundo como aquel en el que estamos viviendo ahora, que parece aproximarse a un infierno. Una consiste en ofrecer escapismo y un breve respiro ante la implacable espiral de entropía y horror. La otra es la escogida por Asif Kapadia (realizador británico de ascendencia india, muy reconocido por sus documentales sobre el piloto de carreras Ayrton Senna y la cantante Amy Winehouse), en esta audaz, nada convencional y perturbadora mezcla de ficción y no ficción: confrontar los problemas de frente. En este film el director recurre a la ciencia ficción como un lente a través del cual se examinan los grandes dilemas e interrogantes que nuestra especie está confrontando, con la esperanza de que la sociedad pueda encontrar soluciones antes de que los humanos nos extingamos. Samantha Morton, actriz en la que se centran las escenas narrativas, incrementa el peso dramático interpretando a Ghost quien, a través de un cruce de géneros que combina archivos y drama, es testigo de las terroríficas amenazas que tenemos ante nosotros, que no son ciencia-ficción, sino que ya están presentes en la actualidad mundial. La otra actriz de actuación significativa en 2073 es Naomi Ackie quien protagoniza una buena discusión con Morton en una intervención breve tipo cameo.

El film es, pues, realista y no, realista a la vez. Pueden distinguirse en él dos partes, la recreación del futuro apocalíptico y el material documental que utiliza archivos de filmación y nuevas entrevistas. Sin embargo, de alguna manera ambas se mezclan sin problemas de una forma inquietante. Algunas de las tomas que se presentan como ocurriendo en 2073, son en realidad filmaciones hechas con drones de ciudades bombardeadas en Iraq, Gaza, Ucrania y otras zonas de desastre. Y las montañas de basura que flotan en el mar corresponden a montañas de basura que tristemente se encuentran hoy en día en los mares y océanos de la Tierra. Las escenas de centros comerciales con familias acurrucándose o cocinando en la oscuridad han sido tomadas de refugiados reales.

El director se las ha arreglado para incluir traviesamente en el film pequeños clips de otras de sus películas. Identificamos escenas de Children of Men y Minority Report, aunque seguramente hay otras más.

La parte más perturbadora de la película la conforman los “flashbacks” sobre lo que ha hecho posible la creación del Estado totalitario. Se salta de un lugar a otro en diferentes partes del mundo donde hay Estados controlados por extremistas y en los que se llevan a cabo atrocidades tales como el asesinato de dealers y consumidores de drogas en las calles de Manila (Filipinas), la supresión y aniquilamiento de musulmanes en la India ante los ojos impávidos de la policía, el gobierno chino usando los acontecimientos del 9/11 como excusa para encerrar a millones de musulmanes sunitas uyghurs, palabras y acciones de Putin y Trump, retazos del discurso del político populista británico Nigel Farage en ocasión del voto sobre el Brexit, sucesos en Uganda y Ecuador…y la lista continúa.

El film dirige luego su foco hacia la tecnología de reconocimiento facial que posee la habilidad de escanear centenares de rostros en una muchedumbre e identificar a conocidos infractores o (como se muestra en la historia del film) a aquellos que el radar estatal no logra reconocer para ordenar su detención.

Por supuesto, la inteligencia artificial (IA) es mostrada como uno de los mayores detonadores del declive mundial. El argumento es que ella se nutre con las reglas del Estado autoritario y totalitario; cuando se arma con la tecnología de reconocimiento facial, se eliminan derechos humanos y se favorecen las peores formas de gobierno. Los “Tech-Bros” de Silicon Valley son presentados como los cerebros siniestros de todo esto, Mark Zuckerberg, Elon Musk, Peter Thiel, Jeff Bezos, son todos señalados.

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Esta no es la primera vez en que las ansiedades relativas a nuestro futuro colectivo son abordadas en un film. No obstante, Kapadia tomo la decisión de no solo investigar con proyecciones a los años que están por venir, sino también de visualizarlos en secuencias de ciencia-ficción (muy bien filmadas). En 2073, la tecnología de gran factura, la catástrofe climática y la autocracia son el sello distintivo de la visión que tiene Kapadia del futuro, y cada uno de estos temas tiene una suerte de relato de su origen en la porción no ficticia de su película. El montaje de los archivos fílmicos se empareja con los comentarios de expertos y en como los asuntos problemáticos se correlacionan y el oscuro porvenir que presagian. Kapadia también perfila un puñado de mujeres periodistas que, a lo largo de la colección de villanos que muestra el film, emerge como un grupo de animosas heroínas ofreciendo una pizca de esperanza para contrarrestar el sentimiento de fatalidad inminente. Cabe señalar aquí que el personaje Ghost implora repetidamente que es demasiado tarde para ella, pero no para quienes la están escuchando. Sin embargo, el guion no alcanza a sugerir de manera clara un llamado a la acción. Esto hace que sea deprimente.

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Esta película es difícil de categorizar, es un híbrido bien logrado con una visión apocalíptica del futuro cercano, pero también un ensayo político sobre los elementos peligrosos de la política, los negocios y la destrucción de ecosistemas que imperan ahora y podrían llevarnos allí. Expresa un sentimiento de temor y una advertencia sobre lo que está ocurriendo y siendo normalizado alrededor del mundo. En momentos en que el frágil orden liberal y las instituciones internacionales sufren el embate del auge del populismo, el ultranacionalismo y el chantaje geopolítico; en un tiempo en que prosigue la intensa devastación ambiental a escala global y cuando Donald Trump desata la transición hacia un mayor caos con amenazas imperiales y anuncios de acciones arbitrarias y despiadadas, este film resulta necesario como un insumo más para el debate democrático y la búsqueda de alternativas que salvaguarden la humanidad del colapso y la ignominia. Lo recomendamos sin mayores reservas.