Arrecifes de Coral: análisis del primer ‘punto de inflexión’ climático global (según el Informe GTP)

Corales blanqueados. Foto: Getty images
octubre 23, 2025

Esta semana, la noticia climática global más relevante es que el planeta ha superado un nuevo límite ambiental-climático crítico en el proceso de degradación y la crisis climática. El lunes 13 de octubre Global Tipping Points publicó su informe 2025 en el cual se informa sobre un punto de no retorno que hemos cruzado. El informe ha sido elaborado por 160 científicos liderados por la Universidad de Exeter (Gran Bretaña), con contribuciones del Instituto para la Investigación sobre el Impacto Climático de Postdam y otras 85 instituciones de investigación; que recolectan y difunden datos sobre los riesgos detectados en los ecosistemas del planeta.

La desaparición de los arrecifes de coral en aguas cálidas es el punto de no retorno al que nos referimos en la escalada de la crisis climática. Esto se debe aumento global de las temperaturas, que ya se puede establecer en un estándar de 1,3° a 1,4° centígrados sobre los niveles preindustriales; cuando estos ecosistemas tienen como punto de inflexión el aumento en 1,2° centígrados. En el informe se evidencia en los blanqueamientos masivos observados entre 2023 y 2025; lo preocupante es que se estima que, al llegar al punto establecido como límite en los Acuerdos de París, de aumento de 1,5° centígrados, habrá un 99% de probabilidades de la extinción masiva de los arrecifes de coral.

El informe señala que para revertir esta situación y evitar la extinción de los arrecifes de coral se debería reducir la temperatura al menos a 1° centígrado por encima de los niveles preindustriales. Esta previsión de los expertos parece imposible, para esto necesitaríamos detener de forma inmediata las emisiones de gases de efecto invernadero, es decir, dejar de quemar petróleo, gas natural, carbón y reducir la cría masiva de ganado a nivel industrial. Medidas que están lejos de cumplirse en poco tiempo y que son muchísimos más extremas que las tímidas políticas ambientales que han tocado los gobiernos con una visión más racional de la problemática y consideradas como fanáticas y radicales por los negacionistas como Trump.

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Es posible que este informe, por sus advertencias y solicitudes, consideradas radicales para los intereses políticos y económicos dominantes a nivel global, sea ignorando. Es posible que el llamado de los autores del informe a tomar medidas de gestión de los arrecifes y tomar políticas públicas en los países marítimos, igualmente sea ignorado. Lamentablemente, los corales no ofrecen incentivos para que los políticos ejecuten las medidas necesarias para evitar su degradación, que generalmente tocan intereses de quienes financian las campañas electorales. Tampoco generan titulares, que incentivan a los políticos efectistas, que dominan el panorama general de los gobiernos actuales en el mundo; ni llaman la atención de los populistas, tan en boga hoy en día. Lo que sí es cierto, que las consecuencias futuras que enfrente la humanidad sí afectarán el ámbito político más adelante

Los arrecifes de coral son de suma importancia como sitios de reproducción y crecimiento de especies marítimas. La desaparición de estos arrecifes provocaría una pérdida del ecosistema de importantes especies de peces y moluscos para reproducirse y desarrollar poblaciones estables; generando una caída en la población marítima. Los pescadores son quienes conocen bien la importancia de estos arrecifes y serán quienes primero adviertan las consecuencias, cuando las cantidades pescadas se reduzcan.

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De acuerdo a Coral Restauration Fundation, alrededor de 500 millones de personas en el mundo dependen del pescado de los arrecifes para sobrevivir. En Venezuela, la mayoría de la pesca se concentra en especies que se reproducen en estos ecosistemas coralinos. En nuestro caso local, miles de comunidades pesqueras alrededor de las costas nacionales se verían afectadas y perderían su sustento, especialmente en el oriente del país, donde la economía pesquera aún es relevante para gran parte de su población ya precarizada. La desmejora de la dieta humana, al perder acceso al pescado, que se encarecería al ser un producto más escaso, inclinaría la presión sobre el consumo de otras proteínas animales, generando otros problemas que difícilmente sean previsibles y mesurables sin un estudio concienzudo.

La pérdida de arrecifes intensificará otro problema: al desaparecer su rol de barrera, las fuertes corrientes oceánicas golpearán con mayor fuerza las costas continentales e insulares, lo que aumentará la erosión y pondrá en riesgo a las poblaciones costeras. Además, se especula sobre la posible reacción en cadena que esta desaparición tendrá en el ecosistema marino global. Aunque es imposible de prever, el impacto no será positivo, no solo por su velocidad e imprevisto, que dificultará la adaptación de las especies, sino por el severo golpe que provocará en las cadenas tróficas.

 Es por eso que no podemos reducir los esfuerzos por difundir, divulgar, dar a conocer y convencer a la mayor cantidad de personas de la situación global. Es crucial que la gestión del futuro del planeta no recaiga únicamente en la clase política y en los líderes empresariales. Debemos fomentar una mayor participación de la sociedad civil y de otros actores para asegurar que las decisiones se tomen, priorizando la sostenibilidad a largo plazo sobre los beneficios económicos inmediatos. Es necesario construir un consenso social amplio que impulse cambios significativos y estructuras más responsables, capaces de enfrentar la crisis ambiental que amenaza el bienestar global

No podemos dejar el planeta en mano de políticos y empresarios, que solo velan por sus intereses crematísticos y están dispuestos a vender el futuro del planeta por unos ceros a la derecha más en sus cuentas bancarias. Hay que construir la masa crítica que presione más y que al final haga tambalear al sistema que nos orilla a la extinción masiva.