Crisis de gas doméstico y desforestación en Venezuela

Crédito de la imagen: Bloomberg
febrero 3, 2025

El 11 de noviembre del 2024 la planta de recepción y distribución de gas asociado extraído de los campos petroleros, Muscar I, en Punta de Mata, sufrió una enorme explosión; este complejo gasífero es de enorme importancia al ser responsable del abastecimiento un poco más de dos tercios del gas licuado que se consume en Venezuela, principalmente para cocinar.  

Los detalles de este lamentable suceso, aunque relevantes, nos recuerdan un patrón preocupante: una serie de incidentes vinculados al deterioro de la industria petrolera venezolana. Esta situación plantea serias interrogantes sobre la responsabilidad de las entidades involucradas en la gestión de este sector crucial.

Este incidente no solo agravó la situación preexistente de escasez de gas en Venezuela, sino que también puso de manifiesto la fragilidad de la infraestructura energética del país. La explosión en Muscar I impactó profundamente la capacidad de producción y distribución de gas licuado, exacerbando la insuficiencia de suministros y dejando a miles de familias sin acceso a un al combustible esencial para la vida diaria de los venezolanos. Aunque según voceros oficiales se ha logrado la reactivación  casi total de las funciones del complejo, el problema de escasez del gas sigue afectando distintas regiones, especialmente el oriente del país, pero también en la zona urbana de la capital, dificultando la capacidad de muchas familias para cocinar sus alimentos.

Ver también: Balance de explosiones/incendios en PDVSA (2024)

 La grave consecuencia ambiental de esta problemática ha sido el uso masivo, nuevamente, de leña para la cocción de los alimentos, como se ha reportado desde el mes de diciembre.  Ya en años anteriores se reportaba como la búsqueda de leña para cocinar era una de las principales causas de deforestación en los boques del país, así como la deforestación urbana. Estas heridas en la capa arbórea del país aún no se han recuperado, ni se han dado datos detallados y verificables sobre los programas de reforestación para subsanar esta problemática.

Esto es más crítico si se considera la expansión de la explotación de los bosques del semiárido larense para la producción de carbón vegetal, combustible que también es utilizado como paliativo ante la escasez del acostumbrado gas. Los problemas en el suministro de la electricidad han sido limitantes para el uso de cocinas eléctricas, las cuales aparecen especialmente en las ciudades y para usos limitados, pues también son de costosa adquisición para una familia promedio venezolana.

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Es una problemática que no encuentra una solución a corto plazo, pues es profundizada por la complejidad de la crisis nacional, especialmente en lo energético, pero que nos obliga a plantar la construcción de modelos alternativos; e incluso para profundizar el debate sobre las dependencias energéticas en el país.

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