EXPEDIENTE PARTE DEL MAPA DE CONFLICTOS SOCIO-AMBIENTALES DEL OBSERVATORIO DE ECOLOGÍA POLÍTICA DE VENEZUELA
La Cordillera de la Costa destaca por una orografía elevada, trazada con filas y cabeceras fluviales. Ahí, en la ecorregión de bosques montanos de la Cordillera de la Costa, los ecosistemas terrestres y acuáticos varían en gran medida a lo largo de un gradiente desde las altas montañas en la Serranía del Interior hasta las planicies que drenan al río Orinoco. En estas vertientes se registra una elevada riqueza de especies y varios endemismos, como los artrópodos terrestres. Estas condiciones han propiciado la creación de parques nacionales (Guatopo, Tirgua), pero también la designación de monumentos naturales para algunas orografías emblemáticas, como el Cerro Platillón y los morros de San Juan y de Macaira. Los morros corresponden a un conjunto de promontorios aislados, similares a cerros testigo, que destacan a lo largo de la vertiente sur de la Fila Maestra en la Serranía del Interior (MARNR, 1992). En estas cumbres aún persisten relictos de bosques densos estacionales y en los mismos están las cabeceras de varios ríos. Los Morros de Macaira son representativos y transversales en la cultura y la historia local, tanto del municipio José Tadeo Monagas, como del estado Guárico, mucho antes de su designación como monumento natural en 1978. Los Morros de Macaira –junto a los Morros de San Juan– son hitos que identifican los llanos centrales, y, principalmente, al estado Guárico y sus grupos humanos. Los Morros también son emblema de la principal ruta de entrada a los llanos del Orinoco; esto es, a toda una ecorregión donde predomina la vocación agrícola. Así, Guárico fue el mayor centro de producción de arroz del país, gracias a un extenso sistema de riego (~ 200 km) nutrido permanente por el agua del embalse Generoso Campilongo (23.140 ha). Este embalse también destaca en la población como el mayor hito de desarrollo agrícola de los llanos centrales.
En los morros y lomeríos se expresan varios yacimientos de minerales metálicos -como el níquel y magnesio- y no metálicos, como las arenas silíceas y el yeso. La caliza y el yeso son minerales con interés variado en diferentes industrias (Bellizia, 1967) y se presentan en una faja a lo largo de la Serranía del Interior, particularmente en el conjunto de los tres Morros de Macaira (Balda, 1974). El yeso (sulfato hidratado de calcio) y la caliza (carbonato de calcio) de los morros de Macaira son de alta calidad (Rodríguez, 1986) y algunos de estos yacimientos ya han sido reconocidos desde el siglo pasado e incluso han sido explotados eventualmente en forma de canteras (minas a cielo abierto), como son las minas o canteras denominadas Pintera 1, Pintera 2 y Mina de Yeso, entre los caseríos de El Morrito y Morro Arriba (Corpollanos, 1985). La actividad minera en estos yacimientos se ha dado por pulsos y en cortos periodos, acaso por su poca rentabilidad. Se desconoce el impacto económico y cultural de estas explotaciones mineras, aun cuando el volumen del material extraído fue suficiente como para ser comercializado. No se dispone de evidencias que indiquen que la minería del siglo pasado tuviese efectos perdurables en el sector. Por otro lado, la expansión agrícola en toda la región es elevada, con un profusa y extensa deforestación, usualmente con fines de cultivo y ganadería (Carlsen, 1999). Igualmente, la demanda de agua, y a la vez su reducida oferta, se advierte en la presencia de embalses (ej. Clavellinos) y muchas lagunas en el flanco de piedemonte. Para las áreas de minería de calizas y yesos señaladas en hojas cartográficas no se detectan impactos ambientales o sanitarios acumulados.
En agosto de 2019, el alcalde de Altagracia de Orituco (capital del municipio José Tadeo Monagas) informó en sus redes sociales que la alcaldía iniciaría la explotación artesanal de los yacimientos de piedra caliza (respetando el monumento natural de los Morros de Macaira) para la producción de material estratégico para la demanda nacional y la exportación (ver anexos). En dicha publicación, que no fue secuenciada por otras, se incluyó material fotográfico donde se evidenciaba un área de explotación a cielo abierto (cantera) de reciente creación en uno de los morros locales (acá llamado morro occidental). Se destaca que estas iniciativas y acciones de explotación minera ahora son habituales en el país y se anclan en el Plan Sectorial Minero 2019-2025, cuyo determinante central es la carencia de recursos por la destrucción de la industria petrolera y siderúrgica, la cual se combina con la usurpación de poderes públicos por el corpomilitarismo y la corrupción respecto al manejo del patrimonio ambiental. Con lo anterior se pretende la reactivación y recolonización de yacimientos locales auspiciados por la gobernación del estado Guárico y que cuenta con la estructura y apoyo de la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolífera y de Gas CAMIMPEG (Gaceta Oficial 2016) y del Ministerio del Poder Popular para el Desarrollo Minero Ecológico, con independencia de la Constitución vigente (1999) y las leyes ambientales derivadas (ej. Ley Penal del Ambiente).
La respuesta de la población fue un rechazo general a la actividad minera, expresándose en la gente del común, grupos organizados, periodistas y partidos políticos, quienes divulgaron denuncias, reportajes y videografías por las redes sociales, blogs y medios de noticias locales, regionales y nacionales (ver anexos). Lo anterior derivó en la movilización organizada y la convocatoria a reuniones públicas y asambleas de ciudadanos, interpelación de funcionarios y requerimientos a la Asamblea Nacional. La respuesta mayor fue la celebración de un foro público “Riesgos y consecuencias de la extracción minera en el Monumento Morros de Macaira” (Altagracia de Orituco) donde participaron especialistas ambientales, académicos, ecologistas y funcionarios gubernamentales. En todos estos eventos públicos se ha rechazado la minería en los morros; igualmente, se ha cuestionado la actividad de la alcaldía y sus planes de desarrollo, así como la empresa que acomete la intervención; además, se han solicitado los permisos asociados con el impacto ambiental.
En el estado Guárico, al igual que en otras entidades, se repite el mecanismo de prevaricación y control social que reproduce la pobreza y el hambre, con lo que se dispersa la protesta y el vigor social para ejecutarla. Sin embargo, este conflicto ambiental ha servido para reunir experiencias y reconstruir la historia común local con base en el rescate y conservación de los emblemas naturales de la región, como son los morros. En términos generales y según los especialistas, se reconoció que la estructura de los macizos se encuentra en buena condición, sin derrumbes u otras anomalías, salvo la destrucción existente en el morro occidental. No obstante, el ecosistema de los morros se considera frágil y sus bosques están en permanente retracción por la actividad humana, donde son habituales los incendios y pérdidas de suelo. Todo lo anterior sin considerar el efecto en el régimen natural de perturbaciones afectado por el cambio climático.
La comparación entre el valor de la piedra caliza a obtener por la destrucción permanente de los morros es deleznable respecto a los beneficios que se obtienen por los servicios ecosistémicos, como son la biodiversidad, el mantenimiento de acuíferos en cotas inferiores y los valores paisajísticos y simbólicos para la población, entre otros. Se ha destacado que los morros son refugio para varias especies endémicas de invertebrados y que son reportados sólo para este pequeño lugar del planeta: Flirtea altagraciensis (850 msnm), Paravima morritomacairensis (850 msnm), Chactas marinae (Morrito de Macaira), con lo que los coloca como áreas de prioridad para la conservación del patrimonio biológico de Venezuela. Con especial interés se ha comentado la profusión de colmenas de abejas asociadas con los morros y de su importancia para la polinización y sobrevivencia de los relictos de bosque que aún persisten en los mismos.
Sobre los morros en general y el Monumento Natural Morros de Macaira, que junto a los parques nacionales representa una de las figuras de máxima protección del país, se han alcanzado las siguientes consideraciones:
– Amenazas: a) minería, b) expansión de la frontera agrícola, principalmente por la deforestación e incendios de vegetación, c) pérdida de la biodiversidad, d) deficiente administración del área protegida y e) crecimiento irregular de los asentamientos humanos.
– Necesidades: a) realizar la zonificación de los morros y del monumento natural (plan de ordenamiento y uso), b) proveer de personal (guardaparques) y equipos y recursos para la señalización, vigilancia y control, c) involucrar a la población local para la conservación activa de estos ambientes.
– Recomendaciones: Yerena (1985) y otros han recomendado la creación de una Zona de Protección Integral que abarque los tres morros, así como una Zona de Ambiente Natural Manejado para la zona de piedemonte en donde se ubican estas formaciones rocosas, en esta última sería posible la recreación pasiva. También se ha considerado la reforestación de las áreas en el monumento y sus zonas de influencia, pero quizá la mejor y más importante recomendación es extender la cobertura del monumento natural para incluir la totalidad de los morros, ahora el monumento sólo tiene 99 ha de superficie y que cubren únicamente el morro central. Los morros restantes son más pequeños y aún presentan buena cobertura forestal. Al proteger todo ese sistema kárstico se extenderá la conservación de la biodiversidad endémica y, fundamental, de los acuíferos.
Según la revisión de sensores remotos, desde finales de 2019 las actividades de explotación están detenidas, aunque vecinos reportan la continuación de la extracción de piedras y con un impacto ambiental notable, con la destrucción del bosque local. Del mismo modo, aunque pocos, han salido señalamientos de organizaciones en redes sociales que indican la continuación de la minería, aunque en menor dimensión y periodicidad. Tras estas actividades al parecer continúa la misma empresa cuestionada inicialmente. Igualmente, el conflicto socio-ambiental disminuyó en intensidad, así como su expresión por los medios de comunicación a finales de 2019. En los primeros meses de 2020 no hubo nuevos reportes, al parecer asociado con la crisis de la pandemia de la covid-19 y la carencia extrema de combustible (gasolina) en todo el país. Factores de intimidación a quienes protestan también son señalados por los vecinos.
Finalmente, se destaca que los Morros de Macaira como atributo emblemático de la naturaleza regional (más allá de su valor crematístico) es vital para los para los pueblos y el mismo tiene –por derecho propio- una potencialidad para mantener la unidad de los movimientos ambientales para la conservación del patrimonio.