Fracasó la cumbre para frenar la contaminación por plástico

Cumbre del Plástico. Crédito foto AFP
agosto 20, 2025

La crisis ambiental a nivel global es bastante compleja y está conformada por diversas crisis particulares que suman el total de la problemática ambiental. Además del cambio climático, una de las principales crisis que nos agobia es la referida a la contaminación por plástico, que cada vez se hace más incontrolable. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advirtió este 4 de agosto de 2025 que a menos que se firme un acuerdo internacional, los residuos plásticos se triplicarán para 2060, causando daños significativos al planeta y a la salud.

Desde el 2022 se vienen dando conversaciones a fin de concretar un instrumento legal vinculante, a nivel internacional, para poner fin a la contaminación del plástico, colocándose un plazo de dos años; por lo cual la conferencia que estaba por iniciar era la fecha límite que se habían propuesto. Pero se han encontrado con enormes dificultades, entre las principales, la presión de los Estados explotadores de petróleo, que son los principales beneficiarios económicos; así como la propia política de Donald Trump, de impulsar una mayor producción de plásticos.

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Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA ha declarado con firmeza que: “No reciclaremos para resolver la crisis de la contaminación por plásticos: necesitamos una transformación sistémica para lograr la transición a una economía circular”. El objetivo del acuerdo es que abarque el ciclo de vida completo de los plásticos, desde el diseño hasta la producción y la eliminación. Durante diez días, del 5 al 14 de agosto, delegaciones de 179 países analizarían minuciosamente el texto del Comité en el cónclave en la sede de la ONU en Ginebra, junto con más de 1.900 participantes de 618 organizaciones observadoras, científicos, ambientalistas y representantes de la industria.

Fracaso de las reuniones

El 15 de agosto las noticias no pudieron ser más desalentadoras, se informó que las reuniones se suspendieron sin llegar a ningún acuerdo. Inger Andersen ha declarado que: “Han sido 10 días de arduas negociaciones en un contexto de complejidades geopolíticas, desafíos económicos y tensiones multilaterales”. Añadiría al final del discurso que todos los países quieren seguir en la mesa, intentando dar una nota un poco esperanzadora tras el brutal fracaso que esto representa para las personas.

El objetivo de las negociaciones era acordar el texto del instrumento jurídicamente vinculante que pusiese fin a la contaminación por plásticos, y destacar los temas no resueltos que requieren más trabajo preparatorio antes de una conferencia diplomática, según indicó el PNUMA. Lamentablemente, aunque se contó con la participación de científicos, activistas de ONG y representantes de la sociedad civil; predominó el interés particular de los que usufructúan con la producción del plástico.

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De acuerdo a CNN más de 100 países habían pedido que se estableciesen los límites legales a la producción de plásticos, muchos otros, sin precisar cuántos, exigieron transparencia y condiciones para el uso de químicos tóxicos en la producción de plásticos. Pero la oposición de pocos países, pero bien poderosos, entre estos Estados Unidos, Arabia Saudita, Rusia, se opusieron con firmeza y exigieron que el tratado se centrara en el reciclaje y no en la limitación a la producción de este contaminante. Sin embargo, los datos señalan que menos del 10% del plástico mundial se recicla, la mayoría terminando en la basura y contaminando las principales fuentes de agua, especialmente el mar.

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Pese a las esperanzas de la directora Andersen, es obvio que los países que obstaculizan la creación del instrumento legal que limite la producción de plásticos, están interesados en seguir participando en las conferencias, negociaciones y demás eventos que se realicen; para imponer sus intereses y la de las empresas que se benefician de esta producción.

Las necesidades de la naturaleza, la necesidad de reducir la contaminación, de evitar perjuicios a la salud de animales y de la nuestra propia, son incompatibles con los intereses de ciertos sectores económicos. La naturaleza no compra Ferraris.