Lago de Valencia: una crisis crónica

Crédito foto: Laudelyn Sequera- Aragua. Analítica.com

El Lago Tacarigua, conocido también como Lago de Valencia, es el segundo lago más grande del país, detrás del de Maracaibo; el mismo forma parte de una cuenca endorreica, eso quiere decir que no tiene salida al mar. El Lago históricamente ha variado su nivel de agua, sabiéndose que en los años previos a la Guerra de Independencia su cota era mucho más alta que en la actualidad, llegando incluso a las cercanías de Cagua. El explorador Von Humboldt en su visita a Venezuela anotaría que era bastante posible que el Lago se secara por proceso natural, fenómeno que debía ocurrir de forma tan lenta, que fuese imperceptible para las personas.

Una historia de desastres

Sin embargo, la sobre explotación de los ríos que alimentan el Lago, la intensa deforestación de la cuenca y las cabeceras de los ríos; provocó que el nivel del agua disminuyera de forma dramática y perceptible, llegando en los años 60 a cubrir un área de 374 km² de profundidad, según lo apuntase el geógrafo Levi Marrero. Cabe añadir que los ríos y quebradas que corren hacia el cuerpo de agua vienen siendo utilizados intensivamente como desagües, lo que ha provocado una fuerte contaminación de sus aguas.

Ver también: El trasvase de las aguas del Lago de Valencia

Los gobiernos, ante una posible desaparición del Lago, optaron por realizar trasvases de agua, sin los adecuados drenajes, provocando que el agua venga subiendo de nivel, afectando comunidades que se venían asentado en sus orillas desde la década de 1970. El río Cabriales, principal curso de agua de Valencia, había sido desviado al Lago en 1979, pero ante esta situación tuvo que ser nuevamente desviado, provocando, además, la contaminación con sus aguas servidas del embalse de Pao-Cachinche, principal fuente de suministro de agua de Valencia, estado Carabobo. Una situación claramente desastrosa, que ha sido profusamente documentada y denunciada, sin que, hasta el día de hoy, se vean acciones por parte de las autoridades del Estado para solventar la situación. Las soluciones aplicadas son meramente de cubrir urgencias a catástrofes, sin medir ni estudiar el impacto que estas acciones provocan.

Fuente Amnistia Internacional

Valencia actualmente vive en un escenario de insalubridad y falta de saneamiento en su servicio de agua. Es común ver fotos en redes sociales sobre las condiciones del agua carabobeña, marrón y maloliente; así como la denuncia de periodistas, especialistas ambientales y médicos, sobre los problemas. Enfermedades de la piel y gastrointestinales están a la orden del día, mientras las autoridades estadales y nacionales se hacen la vista gorda; eso no es un problema, pareciese, a su criterio.

En Aragua la crisis se agrava

En la orilla oriental, hacia el lado Aragua, la crisis toma dimensiones mucho peores que la grave situación de Valencia. Waleska Pérez, de la Red de Derecho al Agua y Saneamiento  del estado Aragua (RED-DASA), organización que se encarga de la defensa de los derechos humanos y todas las irregularidades que se presenta con respecto al lago; así como contraloría social sobre los proyectos ejecutados o mal ejecutados sobre el Lago.

“Nosotros nos dedicamos a hacer que nuestra voz sea escuchada antes los organismos que correspondan, y en el caso del Lago, tenemos una trayectoria bastante larga y ardua; así como varias tareas que hemos venido trabajando”, comenta Waleska Pérez. Y es que, a raíz de la subida del nivel del agua, muchas comunidades construidas entre los años 1970 y 1990 se han visto anegadas y cubiertas por las contaminadas aguas del Lago, provocando el desplazamiento de miles de personas, así como la pérdida de sus hogares.

“De manera organizada se han traído a las diferentes comunidades afectadas por la crecida del Lago, a personal calificado y experto en el área hidrológica y tratamiento de lagos y cuencas, así como instituciones del Estado; con la esperanza de que atiendan la situación. Pero también nos ha tocado hacer manifestaciones, marchas, asambleas de ciudadanos, entre otras actividades, para exigir nuestros derechos y que se atienda la grave problemática”, explica Pérez.

Al preguntarle cuál creía que era la principal causa del problema que viven las comunidades aragüeñas, afirmó decididamente, enfatizando que en pocas palabras era un asunto de falta de voluntad política por parte de las autoridades. Considera que hay que desalojar a las comunidades y reubicarlas en zonas con buenas condiciones de habitabilidad y los servicios básicos. “Hay que sacarle agua al Lago para poder ejecutar proyectos que solucionen la crisis”, afirma Waleska Pérez.

Sector Paraparal, al sur de Maracay Crédito foto: Laudelyn Sequera/ Analitica.com

Afirman en RED-DASA que los planes deben ser ejecutados por especialistas en el área, tener continuidad en los proyectos, y que no vuelva a suceder como en el pasado; donde muchas plantas de tratamiento no fueron conectadas a la red de los trasvases, terminando siendo desvalijadas. Exigen atención inmediata, pues las comunidades están corriendo contra el tiempo, ante la subida de los niveles del Lago y el daño estructural de sus hogares.

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Erick Camargo

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3 responses to “Lago de Valencia: una crisis crónica

  1. La solución al problema del lago de Valencia pasa en primer lugar por un ordenamiento territorial de la cuenca del lago, para limitar el crecimiento de las poblaciones en forma horizontal de las mismas y así poder empotrar todas las aguas servidas y dirigirlas a plantas de tratamientos de aguas servidas para su saneamiento y así poderlas vaciarlas sin que causen daños, existe la tecnología y el conocimiento para hacerlo, falta la voluntad política – seguiremos con la solución del problema ambiental de la cuenca lago de valencia

  2. Es asombroso como año tras año esta situación ha venido empeorando sin que exista una solución avalada por ingenieros, científicos, políticos y el ministerio de ambiente en conjunto con las comunidades afectadas y se permita de esta manera evitar desgracias en el caso de aumentar el caudal de los ríos que alimentan el lago de Valencia y pueden inundar a las zonas vecinas.

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