Prensa OEP
En el marco del “Estado de Excepción y de Emergencia Económica” que rige al país desde 2016, a mediados del mes de mayo (15/05/2018), fue publicado el Decreto 3.426 (Gaceta Oficial 41.397) mediante el cual se desafecta del régimen de uso agrario, un lote de terreno con una superficie de quinientas sesenta y nueve hectáreas con tres mil seiscientos metros cuadrados (569 has, 3.600 mts2), y se crean las Zonas Económicas Especiales del municipio Palavecino (estado Lara).
Dicha desafección se produce en la “Zona de Aprovechamiento Agrícola del Valle del Turbio” (Plan de Ordenamiento y Usos, decreto 2.327 del 05/06/1992). En el decreto, como suele ocurrir en los esquemas de las Zonas Económicas Especiales, se hace énfasis en las necesidades de impulsar el desarrollo de las capacidades industriales de la zona, así como el sector comercial y de servicios, con orientación a la exportación de bienes y con estrategias complementarias sustentadas en el apalancamiento de la inversión extranjera, que será favorecida con medidas de estímulo económico y eliminación de restricciones. En el decreto también se señalan desarrollos agroindustriales.
El valle del Turbio, ubicado al sur de Barquisimeto, es un importante patrimonio de diversidad biológica, de la cultura local larense y de gran valor paisajístico, uno de los principales reservorios de agua y suelos de esta región, y con gran significado económico para sus habitantes.
Alrededor de este valle, de gran tradición agrícola, se han desarrollado numerosas discusiones sobre su uso, y se han producido varios conflictos motivados por los impactos socio-ambientales que ha sufrido.
En los últimos años se ha tratado de impulsar el rescate agrícola de la zona. Sin embargo, vecinos, dirigentes políticos y organizaciones locales ha denunciado desde hace varios años cómo la construcción de urbanismos, la contaminación de los acuíferos del valle (que surten Cabudare y parte de Barquisimeto), la deforestación, la creación de vertederos de basura improvisados, e incluso los impactos dejados por la extracción ilegal de arena y granzón en esa zona, han dejado una situación de mucha destrucción y degradación ecológica, mientras que la siembra y la producción agrícola se han hundido.
Esta situación ha sido reconocida por el propio Ministerio de Ecosocialismo y Aguas, el cual anunciaba el año pasado un plan para la recuperación del valle.
Desde hace ya muchos años, se ha insistido en la necesidad de mantener el uso agrícola de las tierras del Valle del Turbio. La extraordinaria vulnerabilidad y dependencia alimentaria que vive actualmente el país debería apuntar al rescate de este tipo de usos, y más cuando es la vocación de las tierras.
Las zonas económicas especiales tienden transformar el uso de la tierra con interés para la acumulación de capital de empresas foráneas (comercio, minería, industrias), desregulando medidas que protegen a sus habitantes y al ambiente y restando soberanía alimentaria a la población local y de todo el país.
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