Comienza la cosecha de almendra de Sarrapia en los municipios Sucre y Cedeño, del estado Bolívar. Experiencias organizada por asociaciones de base comunitaria que son ejemplo de resiliencia y sustentabilidad.
Desde principios de enero, ya es tradición que comunidades criollas e indígenas de los municipios Sucre y Cedeño se preparen para la zafra de almendra de Sarrapia (Dipterix punctata).
“Los primeros frutos comenzaron a gotear de los árboles a finales del año pasado en la cuenca del río Parguaza, luego comenzaron a madurar los frutos de las cuencas del Suapure y Maniapure y ya están “jechos” los frutos de las cuencas de Cuchivero, Caura y Aro”, comenta con alegría, Yuneidis Pérez, lideresa de la asociación de base comunitaria de Aripao, municipio Sucre.
A la fecha se están organizando las cuadrillas familiares tradicionales para acudir a sus sitios de recolección, discutiendo con los coordinadores de acopio el precio justo al recolector, los insumos de producción y la logística de traslado de recolectores, implementos y la cosecha.
Pérez espera que para el 15 de febrero todos los recolectores estén en los sarrapiales, con posibilidades de extender la zafra hasta mediados del mes de mayo.
“Tanto los sarrapiales salvajes o del bosque natural, como los cultivados o de sabanas y fundos, presentan suficiente oferta de frutos como para recolectar 200 toneladas de almendras en toda la región, quedando suficientes frutos para alimentación de animales silvestres, regeneración natural de sarrapiales de montaña y semillas para continuar plantando en sabanas”, resalta la lideresa de Aripao.
A parte de lo económico y la logística, los coordinadores han conversado sobre la importancia, necesidad y responsabilidad de conservar los sarrapiales y su biodiversidad, adoptando medidas como provisión segura de combustibles y lubricantes, control de fogatas en rancherías, almacenamiento y retiro de desechos sólidos no orgánicos, entierro de desechos orgánicos, cuidados en el uso de agua para beber, prohibición de cacería de animales silvestres y de extracción de huevos de tortugas, restricciones de pesca solo para consumo de subsistencia y de especies fuera de peligro y uso de mosquiteros para evitar proliferación de enfermedades vectoriales.
Asimismo, las comunidades están contando con el apoyo del Grupo Agroindustrial Tierra Mágica (GAITM), en su visión de valor compartido, analiza estructura de costos con recolectores, apoya en logística y financiamiento sin descontar porcentaje sobre la compra de sarrapia. Explica la cadena de valor y de no presentarse riesgos que representen ahorros en el precio al consumidor final, hace distribución justa y equitativa de las ganancias netas. El intercambio de productos por sarrapia lo hace 1:1, sin costo adicional al recolector.
La organización y logística está procurando que cada caserío, aldea indígena o comunidad, como, por ejemplo: El Guarrey, Moitaco, Las Majadas, Mapire (En Anzoátegui), Trincheras, San Pedro de Tauca, La Culebra, La Raya, Santa Rosalía, entre otras, tenga al menos un coordinador local encargado del suministro de recursos y de acopio y pago inmediato de lo recolectado al mismo precio de los principales centros de acopio como Guarataro, Maripa, Caicara, Pigijuaos y Puerto Ayacucho. “Caso excepcional es el acuerdo que se ha hecho con la comunidad indígena multiétnica Yekwana-Pemon-Sanema de La Poncha, ubicada a orillas del río Caura, arriba del raudal Cincomil, de pagar un precio adicional por apoyo a la conservación y gestión territorial de su espacio autodemarcado, que incluye a las pequeñas comunidades de La Fortuna, El Chaparro y El Palmar”, destaca Yuneidis Pérez.
La logística de operaciones para las cuencas del río Aro, Caura y sectores aledaños, estará a cargo de la asociación comunitaria de Aripao*, donde se encuentra el Centro de Acopio de Productos No Maderables del Bosque, provenientes principalmente del Área de Conservación Suapure, donde mantienen un Acuerdo de Conservación con suministro sostenible de tales productos que involucra a empresas privadas exportadoras y procesadoras, junto con la organización de apoyo dedicada a la conservación de la biodiversidad, Phynatura
Se consolida así una actividad económica sostenible alterna a la minería ilegal, capaz de beneficiar a mayor cantidad de comunidades y familias, otorgando otros beneficios sociales como aportes para vehículos de transporte, herramientas de trabajo, fondos de avance para logística, motores fuera de borda, equipos de comunicación, botiquines de primeros auxilios y apoyo a la conservación de la naturaleza. Más aún cuando las minas cercanas a las sarrapiales se encuentran en fase de agotamiento, estableciendo percepciones de crisis económica por ello, sin considerar que antes de la minería la mayoría de esos pueblos tenían mejor calidad de vida.
Fritz Sánchez
@Fritz_A_Sanchez
Fotos: Félix Rivas
*** La Asociación Comunitaria de Aripao, se encuentra actualmente ayudando a la organización de las cuadrillas familiares de los poblados -tanto criollos como indígenas-, que tradicionalmente hacen la recolección de la almendra de sarrapia
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