Por: Erick Camargo (Corresponsal OEP)
Para Observatorio de Ecología Política de Venezuela
La situación de contaminación del Lago de Maracaibo ha llegado a niveles de alarma entre los pobladores de Cabimas, ambientalistas y expertos. Así lo han expuesto habitantes de Cabimas, quienes denunciaron ante el medio El Tiempo la exposición constante a restos de petróleo que cubren todas las en las inmediaciones de la ciudad.
En una entrevista realizada por El Impulso Héctor Vargas indica que los daños en la Costa Oriental son irreversibles, sobre todo entre Cabimas, Lagunillas y Ciudad Ojeda, perjudicando además las actividades económicas de pesca y agricultura en la zona.
Desde el año pasado en las redes sociales se podían observar denuncias sobre los constantes derrames en la Costa Oriental del Lago, algunas de las cuales fueron recogidas por El Pitazo, sobre los continuos derrames en la zona; derrames que incluso inundaron las calles de barriadas de la ciudad de Cabimas. Los niveles de deterioro ambiental, que ya eran elevados, se han incrementado exuberantemente a raíz de la crisis de la industria.
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Pescadores de la zona han denunciado en reiteradas ocasiones el impacto que tienen estos constantes derrames tanto en el ecosistema de la región como en la actividad de pesca que sostiene buena parte del ingreso de las comunidades que habitan la Costa Oriental del Lago.
«Para acá ha venido gente de Pdvsa, de la alcaldía y siempre salen con el cuento que van a sanear pero nunca llegan. Las poquitas veces que han venido, a los días ya está full de petróleo (…) Mientras sigan botando eso al lago, nunca parará de acercase a todas las costas«, declaró Ramón López, pescador de Cabimas, al medio Punto de Corte.
Habitantes de la zona aseguran que esta situación se debe a la falta de mantenimiento a los balancines, lo que representa un gran daño para los manglares y las personas que viven de la pesca.
En imágenes publicadas en redes sociales se puede apreciar el impacto de los constantes derrames tanto en las viviendas de la zona como en los manglares en la costa.
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Lamentablemente la situación no genera un cuestionamiento o un replanteamiento al modelo petrolero de nuestra economía, sino más bien, hace añorar la “edad dorada” del petróleo, sin reflexionar sobre la contaminación progresiva, constante y sistemática que ya se veía en el Lago desde la tercera década del siglo XX. Así lo podemos ver en los comunicados de los principales denunciantes; así el diputado Héctor Vargas declara “Da dolor ver lo que se ha destruido por la inoperancia e irresponsabilidad de la Industria Petrolera, que es indiferente ante las denuncias de toda una población que está seriamente afectada por estos derrames petroleros”; evidenciando para él una relación entre la crisis y la contaminación.
Voceros de partidos de oposición denuncian el abandono de los taladros y maquinaria extractiva de la empresa PDVSA y el impacto que ello ocasiona en la naturaleza. Por parte del gobierno, el panorama es más dramático, pues se hacen de al vista gorda de toda la situación, mientras a todo transe intentan mantener operativas las instalaciones, sin medir las consecuencias ambientales de continuarlas en el estado deplorable en que se encuentran los equipos.